Días después de que se decretara el estado de alarma en España para reforzar las medidas en la lucha contra el coronavirus, el Ministerio de Sanidad anunció algunas excepciones relacionadas con la movilidad por la vía pública. Una de esas matizaciones a la norma habilita a las personas con trastorno del espectro autista (TEA) a pasear por las calles siempre y cuando "se respeten las medidas necesarias para evitar el contagio".

Esta medida aprobada por el Gobierno salió adelante tras las protestas de los colectivos y las asociaciones que trabajan con las personas con TEA. Los expertos que desarrollan su labor dentro de estos grupos advirtieron de las consecuencias que podría traer consigo el confinamiento para estos hombres y mujeres y sus familias. Desde "altos niveles de estrés y ansiedad" hasta la aparición de "depresión y tendencias suicidas", pasando por graves dificultades de convivencia con su entorno.

El zamorano F. D. F. resume esos posibles efectos derivados del confinamiento en un comentario muy sencillo de entender y basado en los cinco días que pasó en casa con su hijo con TEA antes de que el Gobierno les habilitara para poder salir a la calle: "Había que estar ahí", subraya este vecino de la capital, sin entrar en detalles. Para ellos, la excepción a la regla del confinamiento supone un respiro en un contexto muy complejo para personas poco acostumbradas a los cambios en la vida cotidiana y muy vinculadas a su rutina diaria.

Por ello, cada día, F. D. F. y su hijo salen a pasear por el barrio de San José Obrero de la capital, donde residen. Habitualmente no encuentran obstáculos a su rutina y trazan el camino habitual sin interrupciones, pero hace unos días la pareja tuvo un pequeño contratiempo al cruzarse con dos agentes de la Policía Municipal.

Según la versión de este vecino de Zamora, uno de los policías le advirtió: "Ya es la tercera vez que le veo". F. D. F., acompañado por su hijo, trató de hacerle entender la situación e incluso le ofreció la posibilidad de mostrarle el documento que acreditaba el trastorno del espectro autista de su familiar. Como respuesta: "Les estoy avisando de que esto no se puede hacer".

La situación no pasó a mayores, pero sí provocó el "nerviosismo" de la persona con TEA ante una llamada de atención que. según F. D. F., podría haberse evitado. El zamorano no culpa a los cuerpos y fuerzas de seguridad, pero sí reclama una mayor sensibilidad y respeto por parte de los agentes de la Policía Municipal ante circunstancias excepcionales.

Lo mismo sucede con las personas que se encuentran en los balcones. F. D. F. narra un breve episodio de una señora que también les llamó la atención desde la ventana hace unos días, y hace hincapié en que otras familias en la misma situación también están padeciendo según qué comentarios durante estos paseos: "Yo entiendo que es fastidiado estar en casa, pero estos son casos extremos. Estamos autorizados y realmente no podemos cambiarles la rutina", remarca.

F. D. F. se puso en contacto con la Policía Municipal para hacerle llegar la situación, y agradece la amabilidad recibida en la atención telefónica. Ahora bien, para futuras ocasiones, este vecino de San José Obrero pide que simplemente se solicite la documentación pertinente sin necesidad de realizar ciertas advertencias. En definitiva, reclama respeto para una excepción "necesaria" y que permite facilitar la convivencia.