El COVID-19 es ya tristemente conocido en todos los rincones del mundo y los zamoranos que residen en el exterior están más que advertidos de sus consecuencias, simplemente mirando hacia España.

Desde Francia, la profesora universitaria Elisabeth García Bermejo sabía que desde que Macron anunció el cierre de todos los centros de enseñanza las restricciones se multiplicarían. "Había que empezar por las compras, cancelar gestiones pendientes y reorganizar todo mi trabajo". Un trabajo que ahora se convertía en virtual, lo que conllevaba un esfuerzo extra. "Estoy agotadísima, porque no estoy acostumbrada a estar todo el día delante del ordenador hablando frente a la cámara, enviando documentos y peleándome con la tecnología", lamenta. "La sensación de ansiedad está muy presente", añade.

Considera que París tardó en "tomarse en serio la situación" y que mientras que España estaba confinada, "las calles aquí seguían abarrotadas", compara. "Creo que en España hay una actitud mucho más responsable, aparte quizá de las compras masivas", aplaude.

Mientras que en Europa lleva tiempo instalada, América Latina está comenzando a sentir las consecuencias de la pandemia. Desde Chile, Iván Calvo reconoce que las autoridades están tomando medidas "escalonadamente". El Gobierno decretó ya el estado de catástrofe por 90 días, "lo que servirá para tomar medidas excepcionales como militarizar la situación", explica el zamorano.

En su día a día, al ser autónomo, lleva ya una temporada en casa, prestando tres tipos de servicios: conferencias, formación y consultoría. "En los dos primeros, se me han caído todos los clientes para los próximos dos meses y en consultoría estoy transformando a mis clientes presenciales en clientes online; ahí mantengo el tipo", considera. "También se han frenado en seco todas las negociaciones de nuevos proyectos, por lo que estoy seguro que vienen unos meses muy malos por delante y solo podemos confiar en nuestras reservas y ahorros para salir adelante y cruzar los dedos para poder retomar una actividad medio normal a partir de junio", calcula.

Y no solo para él en su negocio particular, sino que "el año pinta muy complicado y la recesión económica mundial que viene nos golpeará a todos, a unos más y a otros menos, pero aquí no se libra nadie", vaticina. En el caso concreto de Zamora apunta que "la despoblación algo juega en su ventaja, pero hay que ser prudentes y precavidos. Está en nuestra mano ralentizar la curva de contagios y facilitar así la digestión de la epidemia por los servicios sanitarios de un modo más escalonado". Su único deseo es que sus familiares, sobre todo los mayores, puedan salir vivos "de esta guerra, porque es lo que estamos viviendo, un tipo nuevo de guerra en el siglo XXI", describe.

Cristina García Casado vive con su marido en Guatemala, donde el Gobierno cerró las fronteras hace ya tres semanas. "La población está pidiendo que se decrete el aislamiento, asustados por las noticias que llegan de Italia y España. Parece que pesan más los intereses económicos, ningún país aprende, todos abocados al mismo desastre", lamenta.

Desde la agencia multidisciplinar donde trabaja esta periodista zamorana, Agencia Ocote, se han volcado con un especial sobre el virus. "Ayudamos a la población a verificar la información que circula en las redes sociales, les resumimos con precisión las instrucciones que va anunciando el Gobierno e investigamos denuncias", resume. Atenta a lo que sucede al otro lado del Atlántico, agradece la labor de los sanitarios en Zamora. "Mi madre pertenece a ese batallón de héroes y heroínas que luchan contra el virus en los hospitales públicos", señala, pidiendo a todos los compañeros de su madre que se cuiden y al resto de amigos y familiares que permanezcan en casa, "por ellos y por todos. Esto es grave", recalca.

Miguel Ángel Matilla lleva años viviendo en Guanajuato. "El tema acapara todos los medios y hay mucha preocupación", asegura. Alertado por lo que ha pasado en España, este zamorano tomó sus propias medidas preventivas. "En los primeros días, hice compra de algunos productos y tomé precauciones básicas como mantener distancias y lavarme las manos", reconoce. También se preocupa por los suyos en Zamora.

"Tienen muy claro que hay que respetar las indicaciones y están en casa. Por suerte, parece que en la ciudad está habiendo bastante orden para poder hacer compras. Están tomando todas las precauciones, sobre todo pensando en los más mayores, como mi abuela", agradece. En su trabajo como asesor de gobierno también está siguiendo todas las recomendaciones "siguiendo las pautas de las instituciones de salud, responsables de tomar las decisiones más importantes. Es momento de cuidarnos mucho y de hacer lo que sea necesario para evitar que le virus se siga propagando", aconseja.