Despedir a un ser querido sin poder decirle adiós. Esa es la realidad a la que se ven obligados a enfrentarse aquellos zamoranos que han perdido a alguien en plena crisis del coronavirus, ya sea por esta enfermedad o por cualquier otro motivo.

El Ministerio de Sanidad prohíbe desde este lunes la celebración de velatorios en todo tipo de instalaciones, públicas, privadas o domicilios, y restringe a tres personas los entierros. Hasta hace muy poco, todavía se podía decir adiós respetando la distancia, sin abrazos. "Algunas familias nos han pedido que por favor les dejemos celebrar el velatorio, que hagamos una excepción aunque sea con las luces apgadas", cuentan desde la zamorana Funerarias Duero. "La mayoría de entienden las restricciones, pero a unas pocas les cuesta asumirlas".

No poder decir adiós transforma por completo la experiencia del duelo, de por sí ya complicada. Tal y como explica la psicóloga Marina Pinilla, "es importante tener en cuenta que la sociedad ya es bastante intolerante con las emociones negativas y tendemos generalmente a reprimir algunas como la ansiedad, la ira o la tristeza". "Pero la ceremonia del velatorio supone una excepción, permitiendo que expresemos todo lo que sentimos sin que nadie lo minimice", analiza.

En otras palabras, la ceremonia del velatorio posibilita procesar las emociones "sin barreras y, sobre todo, en compañía". En un duelo normal, explica la experta, es común experimentar tristeza, enfado, culpabilidad, impotencia o ansiedad. En cuarentena, "la culpabilidad, la impotencia o el enfado con el sistema por prohibir las ceremonias se agudizan". Es esencial adaptar el duelo a la cuarentena exprimiendo todas las actividades de ocio que sean posibles en casa pero, destaca Pinilla, "también hay que dejar que el dolor aflore de vez en cuando, la única forma de superar el duelo es atravesándolo".

Para ayudar en el proceso del luto, que puede alargarse por la falta de esa despedida, continúan activas iniciativas como la del Centro de Escucha San Camilo, ofrecido por la Diócesis de Zamora, que proporciona atención telefónica a personas que están sufriendo por la pérdida de sus seres queridos.

Sara Castro, una de las psicólogas, profundiza en la importancia del autocuidado. "La persona en duelo es un equilibrista emocional que está continuamente balanceándose entre conectar con el dolor y negar lo que ha sucedido. Eso es sano y necesario. Es importante escucharse a uno mismo y mantener el equilibrio entre no hundirnos del todo ni estar completamente ocupados", explica. Para ello, resulta muy positivo seguir las rutinas habituales, mantener las horas de acostarse y levantarse, "además de sobrellevar esta situación en familia, incluyendo tanto a niños como personas con discapacidad, y respetando los ritmos de cada uno".

Tal y como confirman las funerarias zamoranas, son muchas las familias que están posponiendo el funeral hasta que termine el confinamiento para poder despedir a sus seres queridos definitivamente. Eva Fidalgo, psicóloga experta en duelo, asegura que el aplazamiento de los rituales funerarios obliga a los afectados a seguir en shock, por lo que es esencial permitirse la "ventilación emocional", expresando los sentimientos y "normalizando todas las emociones, aprovechando el confinamiento para tener momentos en solitario, estar en silencio y pensar sobre todo lo que está pasando".