"Pues directamente ni lo estamos viviendo". Esa es la respuesta que da el encargado de la imprenta zamorana Gráficas Artime cuando se le pregunta cómo está viviendo el suspenso de la Semana Santa impuesto como una de las medidas para la contención del coronavirus. Esta decisión ha provocado especial daño a los zamoranos, puesto que la celebración religiosa llenaba la ciudad de turistas que inyectaban una importante cantidad de dinero a muchos sectores zamoranos. "Era nuestra principal fuente de ingresos, nos salvaba los meses más duros", lamenta Artime desde la imprenta, que ahora tiene la puerta cerrada a cal y canto hasta nueva fecha.

El sector de la impresión es otra de las víctimas del coronavirus. Las consecuencias provocadas por la crisis sanitaria en pleno marzo supone para estas empresas zamoranas una importante merma en los ingresos que, en un cálculo veloz, dicen rondará entre los 13.000 y los 20.000 euros. "Hacíamos los itinerarios, el pregón y trabajos para revistas. Los carteles, por ejemplo, estaban prácticamente todos hechos cuando nos mandaron cerrar. Solo eso ya suponía entre 12 o 15.000 euros, sin contar todo el trabajo comercial y los encargos de clientes".

Las principales imprentas de la ciudad ya dan por perdido este mes y el que viene. Alguna, como Temas Creativos, ha tenido la suerte de que varios de sus clientes -peluquerías, despachos de abogados, empresas de juegos, talleres-- hayan decidido hacerse cargo de una parte del dinero tirado. "Cuando supimos lo del coronavirus ya estaba todo en imprenta. Les llamamos y nos pidieron que siguiéramos adelante y que, por lo menos, se lo quedarían de recuerdo", cuentan desde la imprenta. Más de 10.000 folletos y varias decenas de carteles para poner en marquesinas y comercios que quizá se queden para siempre como un mero reflejo de lo que un virus supuso para Zamora.

Los encargados de Gráficas Duero reconocen que la Semana Santa suponía un pellizco muy importante de su facturación anual. De golpe, han tenido que suspender una tirada de 20.000 itinerarios que, junto con otros encargos, iban a generar unos ingresos cercanos a los 22.000 euros. Por suerte no llegaron a imprimirse. "Es un dinero con el que contabas y con el que salvabas otros meses", explican. "Ojalá finalmente pueda celebrarse en septiembre y recuperemos parte, aunque no va a ser lo mismo porque las imprentas somos las últimas en la cadena de producción y hasta que los clientes no se vuelvan a poner a trabajar, nosotros seguiremos igual de parados".

Tanto marzo como abril suponían un importante ingreso para muchos negocios. Casi todos los sectores acababan por alimentarse de la primavera y la Semana Santa de alguna forma: los hoteles por el alojamiento, la restauración por la afluencia, las imprentas por la promoción y las tintorerías por las cofradías que iban allí a lavar sus trajes. Estas últimas, sin embargo, guardan una diferencia con el resto: están obligadas a abrir por decreto. "En toda esta primera semana de cuarentena he hecho una caja de tres euros", espeta Carmen Esteban, propietaria de una tintorería en la calle Santiago. "No nos viene nadie pero no podemos cerrar y, encima, a diferencia de otras empresas, tenemos que seguir pagando cuotas sin acogernos a ERTEs ".

Desde que Carmen vio en televisión que las tintorerías de Madrid pedían al Gobierno dejar de considerarlas imprescindibles, no ha parado de mover el mensaje por Facebook. "Para que eso llegue donde tiene que llegar, es complicado", reconoce.

Al final, imprentas y tintorerías son distintas caras de la misma moneda. Unas tienen prohibido abrir, las otras cerrar, pero ambas enfrentan el mismo destino en el mes que más seguridad les garantizaba: dejar de ingresar. "Ahora estamos acabando las cuatro cosas que nos quedaban, terminaremos en dos días y ya nos estamos planteando el cierre porque, más allá de abril, tardaremos mucho en crecuperanos", concluyen en Gráficas Duero.