El país entra en la semana más dura de la crisis sanitaria por el coronavirus COVID-19, tal y como ha anunciado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Está prevista una escalada de los infectados y de los fallecimientos, dentro del incremento de la curva que llevará el país hasta el ansiado pico de crecimiento. De ahí, la recomendación de extremar la precaución, mantenerse en casa y salir solo si es estrictamente necesario. No obstante, el confinamiento es muchas veces complicado y cada persona lo afronta de una forma.

Este fin de semana se ha conocido el número de denuncias por saltarse las medidas, 96 en 72 horas. Las calles están desiertas, sí, pero hay quien conoce la norma e intenta buscarle el punto débil. Un vecino de Pinilla recorre toda la ciudad para ir a la compra a un supermercado de San José Obrero, por ejemplo. Dicha maniobra requiere de 30 minutos a pie desde la margen izquierda, sumados a otros 30 para regresar, cuando en el barrio de Pinilla hay un buen surtido de supermercados, incluso en el camino hacia ese otro establecimiento situado al otro lado de la ciudad. No es un supuesto, es una realidad.

Durante el fin de semana han circulado numerosos vídeos de quien se salta el estado de alarma, ahora vigilados por el resto del vecindario e incluso fotografiados para dejar en evidencia las muestras de insolidaridad.

También hay quien camina sobre el alambre, por ejemplo, celebrando improvisadas reuniones en la calle de unos pocos minutos, con la mascota como salvoconducto. Eso sí, al menos, guardando la obligada distancia de seguridad. Permanecer en casa, evitar la movilidad, reducir al mínimo el número de salidas siguen siendo las normas en vigor, ahora más que nunca, para cortar las vías de transmisión del virus.