El sector agroalimentario está jugando uno de los papeles más importantes dentro de esta crisis suscitada por el coronavirus. La demanda se ha incrementado durante los últimos días hasta un 30% en productos de primera necesidad como pueden ser la leche o la carne. Sin embargo, el acopio de víveres no es una buena noticia para las fábricas que operan en la provincia de Zamora, sino que genera aun más incertidumbre sobre el escenario que viene. Una familia puede acumular treinta litros de leche en casa, sí, pero después tiene que consumirla y eso significa que no volverá a comprar en un tiempo. A este cambio en el paradigma del consumo hay que añadir el cierre de la hostelería, de la que se nutren importantes industrias del territorio. En ese medio camino del sí pero no es donde actualmente se encuentra nadando el sector. El futuro: un enigma.

La estantería de la leche ha sido una de las que más han tenido que reponer los supermercados desde que, a mitad de la pasada semana, comenzara a sobrevolar sobre la cabeza de los zamoranos lo que finalmente el sábado se tradujo en cuarentena social. Durante esos días, especialmente los del fin de semana, los ciudadanos llenaron su despensa y eso obligó a las distribuidoras a solicitar más producto a las fábricas. "En nuestro caso, en torno a un 25% más e incrementando turnos de trabajo", reconoce el gerente de Leche Gaza, Ignacio Quintanilla. Tanto ha sido el boom, que la industria láctea ha tenido que aumentar plantilla, aunque en un escenario de contención ante la incertidumbre latente dentro del sector. "La gente ya tiene la leche en casa, ahora tiene que consumirla", razona.

El recorrido de Moralejo Selección ha sido similar, también, durante el fin de semana. Uno de los máximos responsables, Mario Oliveira, calcula en un 20% el aumento de producción en las últimas jornadas. "Aunque ya se ha estabilizado", reconoce. Con la nevera de los ciudadanos llena, ahora el escenario es otro. "Los distribuidores han comenzado a anular pedidos, especialmente los que iban dirigidos a las regiones de la costa; toda esa previsión de venta, ya no existe", indica el empresario. A día de hoy, la "incertidumbre" es la marca del sector y tan solo se mantienen intactas las exportaciones, que continúan adelante al no verse afectadas, de momento, por el cierre de fronteras.

La industria quesera es puntera en la provincia de Zamora y también vive la crisis del coronavirus con desconcierto ante el futuro. El gerente de Reny Picot, Manuel Viaño, comparte la teoría de Quintanilla y Oliveira de que el acopio de alimentos no es del todo una buena noticia para el sector. "La gente tiene que consumir lo que ha comprado, por lo que el tirón de la semana pasada se compensará con lo que la gente deje de comprar por tenerlo ya en casa", explica. Además, en el caso de esta fábrica radicada en Fresno de la Ribera y con una importante producción de quesos a través de la marca Montelarreina, el cierre de la hostelería va a suponer un auténtico problema. "Tenemos un gran mercado en bares y restaurantes que se va a perder", comenta Viaño. "Quien esté en supermercados o produzca marcas blancas, podrá aguantar mejor el tirón; depende del mercado de cada uno", reconoce. Y es que, en una situación así, la volatilidad del mercado nunca puede afectar de la misma manera a dos empresas, por más que compartan el mismo sector.

La realidad es que, como apunta Viaño, existen empresas en la provincia de Zamora con buen posicionamiento en supermercados, incluso con producción en exclusiva para grandes cadenas, que también han debido incrementar las salidas en un 30% ante la fuerte demanda de las últimas jornadas. Una situación, no obstante, que no significará un próximo bajón en la actividad ante el sobreabastecimiento previsto.

El futuro, por lo tanto, es una completa incógnita para las industrias agroalimentarias cárnicas, lácteas y queseras de la provincia de Zamora, que se mantienen expectantes ante los acontecimientos y lo que pueda durar esta cuarentena social. Donde no han tenido problemas, eso sí, es en el cumplimiento estricto de las medidas de seguridad e higiene para los trabajadores. Como explica Mario Oliveira, todos los empleados de estas fábricas van siempre equipados con trajes especiales, mascarillas y gafas homologadas. Por eso, la Junta de Castilla y León ha pedido a las industrias equipamiento para poder ofrecérselo al personal sanitario.

En algunos casos, como es el de Moralejo Selección, se toma la temperatura a los empleados a diario antes de entrar en la fábrica y también se está pendiente de su estado de salud durante el desempeño de sus funciones, de manera que nadie que presente los síntomas pueda poner en peligro al resto de la plantilla. Asimismo, tanto Leche Gaza como el resto de empresas del ramo reconocen haber "intensificado" las medidas de higiene relacionadas con el lavado de manos. Algunas, incluso, han reorganizado las entradas y salidas en los turnos de los trabajadores para hacerlas de manera escalonada y que no se produzcan aglomeraciones.