Ha caído en mis manos el último disco de MarkFeel (Mark para los amigos) que ha visto la luz por los escenarios de media España: Zamora, Valladolid, Madrid y, en los pasados días de caranaval ,por los campos cataláunicos. Es una obra maestra. Mark ha esculpido en su música una poética y tal vez una metafísica. La Estética ya la portaba él consigo. Está visible en su estilo existencial un punto ausente ("El día que deje de existir") y perceptible también en el videoclip "Si te oigo gritar".

Es una estética de la serenidad dulce (si es que la serenidad alguna vez fue amarga). Una nueva frónesis del pensamiento musical. Lo vemos en la contra-portada del disco: Mark toca una puerta, parecidamente gótica, con ribetes de liturgia masónica: "Toc, toc". Toca y toca. No empuja, ensaya. Como en sus clases de guitarra, por cierto, nada impositivas. Se intenta: si no sale, ya saldrá. Es la suya una pedagogía amable del tanteo.

Desde su Torre de Markfeel (marfil) escruta el horizonte nebuloso entre una ventana geminada ("todos los que me habéis acompañado") y manuelina ("una forma de entender todo o acaso nada"), y como suele pasar en el mundo del rock -por los menos desde los tiempos de la movida madrileña- lo que observa no le acaba de gustar. El primer tema es una reflexión: Basura por Madrid y no en Madrid. Porque esa no se irá. Es la basura que todos sabemos. La del capital y no de la capital. Nuevamente en el estribillo: Esa no se irá. Como en aquel poema de Brecht no nos queda sino combatirla con canciones.

Las canciones están grabadas en los estudios Robin Groove de Madrid, con la producción del propio Mark y su grupo de voces, guitarras y mezclas ("sois los pilares de la Torre"). Todos han hecho posible un disco de rock mayúsculo, donde conviven nueve canciones-poemas del propio Mark (rock a veces íntimo), y la décima con la firma de María Sotelo ("Fin de semana"). Todas las canciones de su disco están ligadas a razones existenciales ("El día que deje de existir") y cotidianas ("Es hora de contaminar") y naturalmente tienen un sobresaliente desarrollo musical ("Compartiendo veneno", "Nunca es demasiado"). Mark ha realizado un gran trabajo con el repertorio, depurando, junto a David de la Fuente, musas y prosas. El disco, sellado por Rock Estatal Records, es una explosiva mezcla de rock moderno (Héroes) y clásico (Maná) no exento de audacia y valentía. Lo que sea sonará.

No me queda sino felicitar a Mark y expresar mi deseo de que este nuevo disco se escuche (y se venda). Y esto por dos razones. Porque nuestra discografía, a pesar del crecimiento de ediciones en los últimos años, sigue necesitada de estos discos insólitos, atrevidos y originales. Y porque hay grandes figuras en la historia del rock y de la música moderna cuyas canciones pueden ser mejores que las nuestras, pero no son las nuestras.