Alrededor de 1.500 personas, la mayoría mujeres, han recorrido esta tarde las calles más céntricas de la capital con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. Las convocantes no han logrado su objetivo de igualar los datos de asistencia del año pasado, cuando la manifestación congregó a siete mil personas por las calles de la ciudad y se convirtió en una de las más importantes de la historia reciente de Zamora. Pese a todo, la marcha de esta tarde confirma que el feminismo no pierde relevancia en el seno de la sociedad zamorana, algo destacable. La manifestación ha partido de la plaza de la Marina y ha finalizado en la Plaza Mayor, con una asistencia más importante a la llegada en comparación con el inicio.

La marcha ha centrado sus reivindicaciones en los planos social y laboral, con especial mención para "las violencias machistas", el apartado más urgente. "Desde que hay datos", aseguraron las convocantes en el manifiesto, "el machismo ha acabado con la vida de 1.046 mujeres, una cifra incompleta ya que se invisibilizan otros asesinatos fuera de la pareja". La raíz, se puede leer en el manifiesto, "hay que buscarla en una educación machista patriarcal y sexual, basada en el objeto de poder y en una educación emocional pobre o inexistente. Pedimos que se garantice la protección de las mujeres con la completa ratificación del Convenio de Estambul y que se dediquen recursos para combatir la violencia de género, también en prevención y sensibilización social".

Las manifestantes reivindican además su derecho a "ser dueñas de nuestros cuerpos" y "que se garanticen nuestros derechos sexuales y reproductivos", así como la existencia de "una educación pública que incluya la perspectiva de género, antirracista y antixenófoba". "Es preciso luchar contra la trata con fines de explotación sexual, contra los vientres de alquiler, que suponen una mercantilización del cuerpo de la mujer, y asegurar los derechos a los grupos que experimentan discriminación y vulnerabilidad".

Por lo que refiere al plano laboral, "los recortes sociales y la crisis del sistema capitalista", apuntaron las convocantes de la manifestación, "están profundizando la división sexual del trabajo y de nuevo somos las mujeres las que sufrimos directamente las consecuencias, realizando los trabajos más precarios y peor remunerados, con contratos parciales y una brecha salarial que supera el 30 % y es mayor aún en el caso de las pensionistas. Las tareas de los cuidados, sin retribución a pesar del enorme valor económico que representan, son invisibles y asumidos en su mayoría por mujeres, ya que la corresponsabilidad de los hombres y del Estado está muy poco asumida".

Por lo demás, "reclamamos un cambio en la vida cotidiana, en la organización del tiempo, en la estructura del consumo y de la producción, y por supuesto un cambio de valores, que defienda lo común a través del apoyo mutuo". En definitiva, la manifestación defendió el papel del feminismo "para contribuir a alumbrar una verdadera transformación social".