La Asociación Zamorana de Ciencias Naturales y Ecologistas en Acción han denunciado la tala del sauce utilizado desde hace al menos una década por una colonia de 20 ejemplares de martinete común, un ave considerada como una de las joyas faunísticas del ecosistema ribereño del río Duero.

El blog Zamora Biodiversa, de José Alfredo Hernández, daba la voz de alarma sobre la pérdida de este árbol utilizado como dormidero invernal por una especie que vive de noche y descansa de día. "La mayoría de los martinetes migra en invierno, pero estos 20 ejemplares se quedaban aquí y crían desde hace años en la isla que hay en las cercanías del Puente de los Poetas", afirma Alfredo Hernández. Nadie sabe dónde está ahora la colonia y si continúa en Zamora.

El árbol en cuestión se encontraba en el paseo de La Aldehuela, junto al carril bici, a la altura de Merenduero si bien la mayoría de los paseantes ni siquiera sospechaban de la presencia de la colonia, ya que el martinete busca precisamente especies que le permitan camuflarse para pasar desapercibidos en sus dormideros.

Tampoco los responsables del establecimiento que se encargó de la limpieza ribereña. Su dueño explica que hace tres años ardieron las pelusas de los chopos lo que unido a la abundante vegetación de la ribera y un cambio de viento puso el peligro no sólo el merendero, sino también a la gente, que hubo de salir por piernas. Incluso falleció una nutria por el incendio.

Para resolver esta situación el propietario del establecimiento fue al Ayuntamiento, la Junta y finalmente la Confederación Hidrográfica del Duero, que es la dueña de la zona, pero le dijo que no se encargaría de esta limpieza. Sí le dio autorización para hacerla de forma privada para lo cual el hostelero contrató a una empresa del sector, que actuó de acuerdo a las indicaciones del técnico de la Confederación, que marcó la zona de actuación y lo que se podía hacer. No ha sido, asegura una tala, sino una poda y desbroce, y por supuesto "sin saber que eso era un dormidero de aves, nadie nos lo dijo. Si lo llegamos a saber, por supuesto que no se podaba ese árbol". La intención por lo tanto, fue la de evitar un riesgo cierto de peligro en caso de incendio "como sucedió hace tres años", siempre con todos los permisos, la supervisión de la Confederación y la ejecución por una empresa especializada. "Y pagada con nuestro dinero en beneficio no sólo nuestro, sino de toda la ciudad", reitera el concesionario del merendero.