Los orígenes vitivinícolas de la comarca de los Valles de Benavente se remontan a la época del Imperio Romano, cuando ya había constancia de la existencia en la zona de ánforas y otros objetos asociados a la cultura del vino. Esa tradición vitivinícola se apoya en diversos documentos y estudios de la Edad Media y se ha ido transformando hasta la configuración, en pleno siglo XXI, de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Vino de Calidad de los Valles de Benavente.

Esta figura de calidad nació en 2007 por la creciente inquietud de los habitantes de la comarca para que se reconocieran la calidad y tipicidad de sus vinos, en cuya elaboración se ha mantenido la herencia del buen saber hacer en la viña y en la bodega.

Desde su creación, la DOP Valles de Benavente ha sabido adaptar la tradición enológica a las demandas del mercado actual del mundo del vino, sin perder por ello la referencia de calidad.

En la actualidad, la Denominación de Origen Protegida cuenta con cuatro bodegas. Se trata de Bodegas Otero, con más de un siglo de historia y donde se elaboran los vinos Otero y Valleoscuro; Bodegas Verdes, en Santibáñez de Vidriales, donde se trabajan los vinos Lyrius y Señorío de Vidriales; la bodega de Andrea Gutiérrez Ferreras, que hace sus vinos Valzuquino, Fuentepaz y Ramón Paz, en Fuente Encalada, y la bodega Viriatus, situada en Brime de Urz y cuyo vino es Viriatus.

Las cuatro industrias se encargan de extraer lo mejor de una uva que se caracteriza por su calidad y uniformidad en la producción, algo que viene determinado por los suelos y la climatología de una zona única por la confluencia de ríos y fértiles valles.

El sello de calidad de la DOP Valles de Benavente certifica la cuidada elaboración de los vinos. Se utilizan uvas de variedades principales como Tempranillo, Prieto Picudo y Mencía, para los tintos, y Verdejo y Malvasía como variedades blancas, además de otras complementarias como Garnacha y Cabernet Sauvignon.

El Consejo Regulador de la DOP Valles de Benavente repartió a lo largo del año 2019 un total de 275.327 contraetiquetas, lo que refleja el crecimiento obtenido si se compara con las 201.086 contraetiquetas de un año antes. Aunque la comercialización se realiza principalmente a nivel nacional, hay que destacar que se ha registrado un crecimiento paulatino de las exportaciones a varios países de Europa y el 40% de la comercialización en 2019 ha sido en el mercado exterior.

Los vinos de la zona tienen aún mucho recorrido por delante para continuar su evolución sin perder de referencia la tradición enológica de la comarca, pero adaptándola a los nuevos tiempos y las exigencias y demandas tanto de los mercados nacionales como de los internacionales del mundo del vino.