El pintor José Ramos Pacho Gato, conocido artísticamente como Pacho, reúne una serie de obras centradas en el flamenco en la galería de arte Ángel Almeida-Espacio 36.

-¿Cómo surge su relación con el mundo del flamenco que inmortaliza en los lienzos que expone estos días?

-Procede de los tiempos de las películas de Carlos Saura con el bailarín Antonio Gades. Esas coreografías, siendo yo niño, me sedujeron y me enamoré de la danza española, y, en este caso, del flamenco por su estética y su duende.

-¿Qué le impulsó a realizar este proyecto sobre flamenco?

-Tengo la suerte de conocer hace más de 30 años a Ángel Almeida y su mujer la bailaora Carmen Ledesma y luego a su hija, la bailaora Alicia Almeida. Le pedí a esta hacerme de modelo, le pareció bien y fui a verla actuar a Salamanca, a Zamora y después bailó para mí durante horas en la escuela de Carmen donde hice casi dos mil fotografías en el año 2015. Fue una experiencia increíble porque lo hizo con tanto ímpetu como si actuara en un teatro. A partir de ahí fui seleccionado postura para intentar transmitir la fuerza y pasión que ella me transmitió.

-En las obras los rostros muchas veces son secundarios.

-Me fijo más en las formas, en las posturas del cuerpo y el movimiento de las manos, que a veces se pierde. He querido plasmar lo que ella me transmitía. Quería que el público se fijara en el arte más que en la bailaora porque quería que fuera una representación de la danza, de la magia que se logra.

-Algunos de los cuadros los protagonizan las personas del cuadro flamenco

-No quería reflejar a una bailaora solitaria. Quería pintar también el grupo que lo acompaña, el guitarrista y el cantaor o cantaora que también forman parte de la atmósfera de cada espectáculo. Además, uno de los chicos también tiene mucha magia bailando.

-¿Lo más complicado del proyecto?

-Sin duda representar los movimientos de las manos, unos giros que no son casuales. El cuerpo logras pintarlo a partir de apuntes y buscas el punto más adecuado. La forma de bailar a veces es muy apasionada y a veces es más calmada y dramática, yo persigo reflejar esos cambios.

-Unos cambios que plantea en varias técnicas.

-Los he pintado en óleo sobre lienzo y en dibujos. Normalmente hago apuntes de dibujo para luego seleccionar las posturas que más me gustan o más me dicen y las paso al óleo, aunque en otros casos el propio dibujo tiene su propia entidad. Tengo bocetos en mi casa y otros los exhibo porque me apetecía la idea de ver distintos trabajos para visualizar los movimientos y es una forma de expresarte con otra técnica. Además, creo que enriquece el conjunto del proyecto.

-El colorido ¿es el real o se ha permitido licencias?

-Me he permitido una libertad absoluta. En muchos cuadros me he basado en las fotografías hechas en la escuela y procuraba no cambiar demasiado los colores del vestido, pero no tenía en cuenta los detalles del vestido, me dejaba llevar.

-¿Qué nos puede contar de los fondos?

-Tienen mucho trabajo porque es la atmósfera que he querido crear. En unos he utilizado el amarillo como esa luz pasional, en otros he optado por los rojos, el color claro de la pasión, en otros cuadros empleo los tonos lilas, que tienen un halo de misterio como se crea cuando bailan. Ha sido libertad creativa total.

-¿Exhibirá este proyecto en algún espacio más?

-Eso pretendo. Tengo varios espacios en cartera. Quiero mover este trabajo creativo.