El conservador jefe del departamento de antigüedades medievales del Museo Arqueológico Nacional, MAN, Sergio Vidal Álvarez pronunció ayer la lección de la sesión académica del Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo en el salón de plenos de la Diputación. En su ponencia recorrió la historia de la institución cultural nacional.

-¿Cuál fue la génesis de la colección de Edad Media del Museo Arqueológico Nacional?

-Al crearse el Museo Arqueológico Nacional en 1867 a través de un decreto fundacional se hizo una reunión de colecciones que ya existía, algunas de ellas procedentes de la monarquía, de un fondo de antigüedades de la Biblioteca Nacional y de la escuela diplomática, pues en esa época cuando los diplomáticos viajaban adquirían piezas. De estos tres gabinetes de antigüedades se creó el Arqueológico Nacional. Lo que sucedió en el resto de décadas del siglo XIX es que se produjo una entrada importantísima e ingente de piezas, gracias a las comisiones de monumentos, una serie de personas que, por encargo, recorrieron las distintas provincias y fueron consiguiendo obras para el museo de tal forma que la colección creció exponencialmente. Durante ese mismo período y ya entrando en el siglo XX comenzaron a llegar los materiales procedentes de yacimientos arqueológicos y de las infraestructuras que se llevaban a cabo. También existió un proceso de compras, constante, y de donaciones, muchas menos, lo que hizo que la colección, sobre todo, de medieval fuera aumentado. Con la Guerra Civil se produjo un parón e incluso se destruyeron algunas piezas como el patio árabe.

-¿Qué sucedió durante la época franquista?

-Se prosiguió con el acopio por compra y a través de yacimientos arqueológicos. En esta época fue muy importante una permuta con el gobierno francés por la cual se les entregó pintura barroca española y Francia nos devolvió la Dama de Elche y piezas de escultura ibérica así como el tesoro de Guarrazar, un tesoro de orfebrería visigoda, que es muy importante para el departamento donde trabajo. En la España democrática las competencias de cultura se trasfieren a las comunidades autónomas.

-¿Cómo les afectó el cambio de legislación?

-A partir de 1985 tenemos cero entradas por excavaciones arqueológicas y el museo tuvo que replantearse, pues se quedó limitado a la entrada de piezas por compra y por donación. Se adquieren muy pocas obras al año porque somos muchos departamentos, ya que el Arqueológico Nacional cubre desde el Paleolítico hasta el siglo XIX y la numismática y medallística. Somos muchos los implicados en la demanda de piezas y la situación económica nunca es la óptima, por lo que esa es una vía de entrada muy escasas, aunque prosigue. Cuando nos interesa una obra tenemos que realizar minuciosos informes que remitimos al Ministerio de Cultura. Nosotros solo tratamos con Cultura, no tratamos con casas de subastas ni con particulares. Es el Ministerio, a partir de una serie de expertos, quien decide qué se compra. A nosotros nos mueve el interés científico, no el económico.

-¿Reciben "ofrecimientos" de piezas?

-Sí, contactan con nosotros desde casas de subastas hasta personas que quieren vender, pero lo que hacemos es remitirles al Ministerio de Cultura. Nosotros ya tenemos constancia de esos bienes, lo cual es muy importante, pero la gestión la tienen que hacer con el Ministerio que nos demanda los informes oportunos.

-Y las donaciones a la institucional nacional, ¿quiénes las llevan a cabo?

-Normalmente particulares que conocen el museo y tienen una estima hacia él, de tal forma que, de manera totalmente altruista, nos las ofrecen. Nosotros tenemos piezas excelentes, pero no todas son del mismo nivel.

-¿Cómo ponen en valor las propias colecciones?

-Las intentamos poner en valor a través de distintas actividades. Así hasta el mes de abril tenemos la importante exposición "Las artes de metal en Al Ándalus", que comisario. En ella hemos realzado algunas de nuestras piezas que el público veía en la sala, pero ahora en la temporal ganan un nuevo protagonismo y el contexto nuevo las ha subido de nivel. La muestra posteriormente se exhibirá en Alicante. Tenemos también la actividad "Vitrina cero" en la cual vamos rotando por los distintos períodos históricos y donde mostramos fondos propios que, por el motivo que fuera, no se había exhibidos.

-De manera física el MAN se puso al día con una reforma integral tiempo atrás, y en su web, por ejemplo, ofrecen visitas virtuales ¿el futuro por dónde pasa?

-El futuro es implicarnos en todo lo posible en las nuevas tecnologías. Así firmamos convenios con distintas entidades que tendrá continuidad, a modo de bisagra entre el presente y el futuro. Gracias a un acuerdo con Acciona se harán 3D de muchas piezas. El escaneo digital te permite el registro de cómo estas ahora las piezas, puedes hacer un interactivo, pero constata el estado de conservación.

-El Bote de Zamora forma parte de su departamento. ¿Qué importancia tiene dentro de la colección de medieval?

-Una importancia capital. Es la pieza de eboraria islámica más importante de nuestras colecciones y, sin duda, una de las más significativas del mundo. El Bote de Zamora forma parte de un grupo muy reducido de botes andalusíes que sabemos que fue hecho en los talleres palatinos de Medina Azahara. Tiene unos elementos singulares que lo sitúa dentro de la élite mundial de eboraria islámica a nivel mundial. Yo destacaría el Bote de Zamora y el Bote de Almoguira que está en el Louvre y pocos más. Es una obra de excepción en nuestras colecciones y a nivel mundial. Está expuesta en una vitrina exenta en un espacio donde llama la atención al visitante y siempre que podemos le damos la relevancia que merece. En la tienda, que regenta una empresa privada ajena al centro, se venden productos con detalles del Bote que despiertan gran interés. Además, fue una de las primeras piezas de los nuevos 3D que se hicieron.

-El Museo Arqueológico Nacional ¿tiene competencias para reclamar piezas en el extranjero que en están en manos de instituciones como sucede con una escultura en alabastro del monumento funerario del caballero don Alonso de Mera del convento de San Pablo que ha terminado en el Fine Arts Museum de Boston?

-Por poder podemos, pero inevitablemente se terminaría en la vía judicial. Hay que demostrarlo todo muy bien porque la documentación falla mucho y al haber pasado tantos años está el asunto de la usucapión, que conlleva que la falta de reclamación da derecho a quedarse con un bien. En el caso de la pieza que está en Boston, la reclamación tendría que hacerla el Ministerio de Cultura al encontrarse en el extranjero.

-¿Existe sensibilidad hacia las piezas arqueológicas en este país?

-Desde mi punto de vista, por desgracia el ciudadano medio no tiene la conciencia de la importancia que tiene nuestro patrimonio arqueológico porque somos una potencia mundial en este ámbito. En España hemos tenido una gran riqueza de civilizaciones, como el Al Ándalus, que no han tenido países de nuestro entorno, a lo que se suma el mundo cristiano. Creo que el ciudadano no lo tiene claro porque no se le ha explicado o las instituciones no lo han potenciado. La trasmisión a la sociedad es una tarea pendiente.