Ingresó en la Armada con 17 años y ha logrado el sueño de aquel oficial de Marina: convertirse en Almirante de la Flota. Manuel Garat Caramé participó ayer en el Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA para explicar la contribución de la Flota a la defensa nacional. "Desde el punto de vista profesional, es el reto más atractivo que tenemos y todo un orgullo llevarlo ejerciendo desde hace más de un año. Es una fuente de satisfacción, aunque también de preocupaciones", confiesa.

"La Flota es la gran desconocida por varias razones", reconoce el almirante, para enumerar a continuación las razones, comenzando por las escasas ciudades que tienen bases navales -Ferrol, Rota, Cartagena y Las Palmas-, y seguir con su zona de operaciones, el mar, lejos de la vista del ciudadano. "Servimos de plataforma para la acción del Estado en la mar, un espacio importante, ya que las tres cuartas partes del globo terráqueo son agua y tres cuartos de los países son costeros", calcula.

Lo que sí es sabido por toda la población es la vida itinerante de los marinos. "Forma parte de nuestra naturaleza, pero es que, además, al estar en menos ciudades que otros cuerpos, como el ejército de Tierra o de Aire, el relevo necesario para distribuir el esfuerzo de las dotaciones del personal que está embarcado hace que vayamos rotando en los puestos", indica. En su caso particular, en sus más de cuarenta años de trayectoria profesional, acumula 25 traslados. "Es algo que requiere no solo que nosotros tengamos una percepción clara de lo que es nuestra profesión, sino también nuestras familias, así que, en cierto sentido, también son unos profesionales", agradece el almirante.

Entre los cometidos de la Flota, -"la parte resolutiva de la Armada", describe-, está el apoyar la política exterior, económica y social del Estado, más allá de la acción bélica, que es la más conocida por el público en general. "Somos un cuerpo militar y tenemos nuestras propias misiones. La principal es preservar la seguridad de los espacios marítimos que están bajo nuestra jurisdicción", explica. En la actualidad tienen desplegadas acciones en el océano Índico, en la costa de Somalia, "donde hay amenaza de la piratería contra nuestro tráfico marítimo y actividad pesquera. También en el golfo de Guinea, donde la seguridad marítima está comprometida", detalla. Por otra parte, la Flota también apoya la política del Estado en cuanto a seguridad en aquellas zonas de desarrollo y que cuya inestabilidad puede afectar al país, como en el norte de África. "Y contribuimos en alianzas internacionales contra potenciales amenazas contra países que no guardan el debido respeto al derecho internacional", añade.

A todo ello hay que sumar que, si se diera el caso de una agresión contra los intereses nacionales, el territorio o la soberanía, la Flota tiene la obligación en el entorno marítimo de defender la patria. En este sentido, recuerda el almirante Garat Caramé el último caso, "anecdótico", del islote de Perejil. "Fue algo muy liviano, porque no degeneró en una confrontación, ya que se pusieron los medios para contener posibles consecuencias", tranquiliza.

Para finalizar, afirma que hay futuro en la Flota. "No tenemos problemas de reclutamiento, aunque la formación es muy intensa, no solo por los conocimientos técnicos, sino también por la formación humanista, con una profunda raíz moral y con la estética singular de la mar, bella y hostil y un enemigo muy exigente", describe.