Álvaro Gutiérrez Baños es coleccionista de libros pop up y junto a su mujer, Ana María Ortega Palacios, comisaria de la exposición titulada "Navidades de papel" que puede disfrutarse estos días en la sala de exposiciones de la Biblioteca Pública del Estado.

-¿Cómo nace esta nueva exposición en Zamora?

-Es la cuarta muestra que llevemos a cabo, es nuestro récord de exposiciones en una ciudad en un mismo foro. La primera fue una sobre libros desplegables de distintos cuentos clásicos de distintas épocas. Posteriormente montados "Páginas vivas", que reunía libros relacionados con la naturaleza y con animales. El año pasado llevamos una de Star Wars y estos días se puede conocer "Navidades de papel", un recorrido por los distintos iconos de la Navidad.

-¿Qué les mueve a plantear este recorrido a través del nexo de la Navidad?

-A nosotros cuando se nos plantea hacer una exposición lo que tratamos de hacer es que exista un argumento, un relato, algo que tenga sentido; no queremos situar unos libros bonitos todos juntos y sin ningún sentido. El tema de la Navidad, que es muy recurrente en los libros desplegables, lo situamos en distintos capítulos. Lo que hemos hecho a través de esta serie de apartados es plantear un recorrido por los iconos más reconocibles vinculados a la Navidad.

-¿Cuáles son esos capítulos?

-Desde el nacimiento, los Reyes Magos, el árbol de Navidad, o bien Papá Noel. También dedicamos un capítulo a la música navideña y otro, a los relatos vinculados con la Navidad.

-Temáticas que tratan con volúmenes realizados a finales del siglo XIX y hasta el momento actual.

-Efectivamente, pues lo que tratamos es que en cada capítulo se vea distintos estilos de distintos autores y de diversas épocas. Hay libros finales del siglo XIX, la denominada edad dorada de los libros desplegables, hasta libros actuales de autores como Robert Sabuda, que es el principal ingeniero de papel del momento.

-Ustedes atesoran una amplia colección de libros troquelados, ¿cuál ha sido la mayor dificultad a la hora de llevar a cabo el montaje de esta exposición?

-Sin duda la selección de los libros a exhibir. Cuesta mucho decidir qué libros pones y cuáles no y también es laborioso decidir en qué página lo abres, pues muchos tienen varios desplegables en su interior. Se trata de que a la vez que contamos aspectos temáticos de la Navidad y de alguna manera la muestra, de manera trasversal, aborde otros aspectos sobre los libros desplegables, como es su historia, la evolución de los autores a lo largo de los años y su tecnología, la diversidad existente. En Zamora vemos desde una simple solapa que se levanta y permite ver una ilustración que permanecía oculta hasta los libros más complejos, los llamados pop up donde aparece un elemento tridimensional o bien los libros carrusel, aquellos que se abren sus páginas 360 grados hasta forman un carrusel.

-¿Qué cantidad de volúmenes conforman la muestra?

-Hay un total de 80 libros recopilados a lo largo de 30 años. La colección la inició mi mujer Ana María Ortega porque le gustaban este tipo de libros, por bibliofilia, por el encanto del libro como objeto. Poco a poco, me sumé yo a la afición y, como todo coleccionista, pasas por una fase muy activa y cuando ya no caben en casa, (risas) empiezas con una fase mucho más selectiva. Ahora mismo solo adquirimos libros muy especiales y también buscamos también piezas antiguas para llenar huecos en nuestra amplia colección.

-Su colección ha sido gestada a lo largo de tres décadas. ¿Ha cambiado mucho el mundo de los libros desplegables a lo largo de este amplio período?

-Sí mucho y no necesariamente a mejor. En la muestra se pueden ver libros de hace 140 años que tienen un troquelado y una cromolitografía impresionante hechos completamente a mano. El problema que tienen estos libros es que su proceso de fabricación pasa necesariamente por una fase manual. Se puede mecanizar la impresión y el troquelado, pero lo que es el ensamblado de las piezas solo puede hacerse a mano. Este tipo de libros hace 50 años se montaban en Colombia y Ecuador mientras que actualmente se hacen en China, pero dentro de unos años no sabemos dónde podrá hacerse ese proceso a unos precios asequibles, posiblemente no podrá hacerse.

-Por lo tanto ¿este tipo de libros se encuentran en peligro de extinción?

-Sí. Yo creo que están en peligro de desaparición porque un volumen como estos para que se puede venderse por veintitantos euros no puede hacerse con mano de obra no cualificada pero barata. Es un arte efímero que acabará costando muchísimo o reducido a ediciones limitadas. No obstante, debo de remarcar que la tecnología actual permite hacer maravillas. Me refiero al troquelado laser que permite hacer unos calados de una finura impresionante.

-Actualmente hay muchos libros de pop up dirigidos a los nuevos lectores. ¿Cómo valora el fenómeno?

-Es interesante al comenzar a leer, pero luego se alejan y de adultos se regresa, pues estos libros tienen cierto componente nostálgico. Cuando el público contempla estos libros abiertos en las exposiciones que llevamos a cabo ve una exposición plástica, dado que son verdaderas esculturas de papel. El visitante tiene que tener en mente que lo que contempla no son recortables construidos, ni maquetas sino que son máquinas, son libros que los vemos abiertos y que al cerrarlos se vuelven bidimensionales. Son verdaderas máquinas de papel, de ahí que crea que hay que llamar ingeniero de papel a la persona que concibe este mecanismo.

-Y para conocer el funcionamiento en detalle, han apostado por un vídeo donde se muestra cómo se abren algunos de los libros que ocupan las vitrinas. ¿Por qué han incluido estas imágenes?

-El objetivo de ese vídeo es muy claro. Al presentar los libros en vitrinas se exhiben de una manera estática que no permite concebir la cuarta dimensión que es el movimiento. La manera de dotar de ese movimiento es a través de un vídeo donde hemos seleccionado unos cuantos libros que se pueden ver en la sala y los abrimos para que el público pueda ver cómo se abren, cómo se mueven y cómo vuelven a su bidimensionalidad cuando se cierran.

-¿Habrá alguna muestra más de su colección en Zamora?

-Nosotros nos sentimos encanados y muy bien tratados por el personal de la Biblioteca Pública del Estado de Zamora. Cuando quieran, volveremos con otros materiales. Tenemos montajes que todavía no se han visto en Zamora.