El mediático juez gallego José Antonio Vázquez Taín, analiza el su último libro la sentencia del procés y para ello analiza el origen del nacionalismo, a su juicio una lucha de poder. Trata de desmontar el lenguaje adoctrinador, defiende la labor de los jueces para aplicar la ley aunque, advierte, el problema de fondo es político y es a ellos a quien corresponde arreglarlo. El invitado de Carmen Ferreras en el CLUB LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA analizó las ideas que expone en su obra "Pulso al Estado"

-¿El mensaje fundamental de su conferencia?

-Trato de explicar un poco que ese lenguaje que estamos utilizando, sobre todo los periodistas, ese lenguaje políticamente correcto, es una forma de adoctrinamiento. Los políticos nos engañan y al final lo que hay en la mayor parte de las cosas es mucho más sencillo que una lucha ideológica, es ambición pura y dura.

- Pero hay un problema territorial.

España en la Transición dibujó una serie de aspectos políticos que parecían novedosos, sólidos y nos hemos dado cuenta que nos han vendido que el nacionalismo era moderno, era progresismo, y el libro lo que explico es que ni siquiera es una idea política. Lo vemos en que el PNV es tan nacionalista como Esquerra y uno es tradicionalista, conservador y de derechas y el otro es revolucionario, republicano y de izquierdas. Les une la misma idea: como queremos conseguir el poder y a nivel estatal no tenemos ninguna opción, conseguimos la independencia para crear nuestro propio reino de taifas.

-Para entender el procés, hay que entender, primero el nacionalismo, defiende.

-Es lo primero que tengo que explicar en el libro, por qué España no es una nación y sin embargo Galicia sí, esa palabra no se puede usar para España, tiene que ser Estado español. Simplemente es una forma de adoctrinar para que nos sintamos patria. El nacionalismo es una idea romántica, como es mi país, tiene que tener su propio gobierno, porque es mejor que nos gobernemos a nosotros mismos. Explico todos esos conceptos con los que nos intentan engañar.

-¿Pero no cree que existe realmente un factor identitario?

-El factor identitario es un factor cultural y si lo sacas de ahí no tiene sentido. Lo dice muy bien Boadella: yo tengo mis circunstancias, y casualmente siempre son mejores que las de los demás. Por eso me siento identificado. ¿Alguien se sentiría identificado con una raza inferior? El factor identitario significa simplemente la idiosincrasia propia de una zona, pero eso no significa que le tengan que gobernar de una forma distinta. No se puede mezclar la política, con la religión, la ideología o el folclore. Claro que uno de los elementos esenciales para conseguir que Alemania tuviera un nacionalismo es empezar desde la cuna. Los hermanos Grimm fueron básicos para el nacionalismo alemán, porque escribieron cuentos para niños que hablaban del folclore alemán cuando allí había 35 estados que casi ni hablaban el mismo alemán. Unos cuentos para enseñar que nuestros antepasados eran gloriosos y todos volvemos a hablar el mismo idioma. Eso fue básico y fue lo que intentaron el País Vasco y Cataluña, el idioma como obligación porque si no nos hundimos. Y si entiendes que tu pasado es más glorioso, desprecias a los que te rodean. Y si añades, "no somos más porque tenemos que arrastrar a estos muertos de hambre que es a los que tenemos que subvencionar"...

-¿No hizo eso el nacionalismo español antes?

-El nacionalismo español en la época de Franco es exactamente lo mismo. Pero es que al final todos los enemigos hacen al final exactamente lo mismo que aquel a quien quisieron eliminar. Franco también se inventó un pasado, pero hay que aprender de los errores. Todo lo que sea utilizar herramientas para el control o manipulación de masas es malo, venga de donde venga.

-¿Cree que el Tribunal Supremo ha acertado con la sentencia del procés?

-Si. Hay 130 páginas que las dedica a definir conceptos como el de democracia. En una democracia moderna, dicen, lo menos importante son las urnas. Lo más importante es el Estado de Derecho, todos iguales ante la ley, el que manda y el que obedece. Segundo, que las leyes estén dictadas desde el pluralismo político, el respeto constitucional, a los derechos de los demás, la libertad ideológica y la libertad de prensa, que es básica. Solamente cuando están todos esos elementos es cuando las urnas se pueden poner, porque nada va a ser manipulable. Hasta Franco ponía urnas.

-¿Cree que el delito era rebelión o sedición?

-Lo importante de la sentencia no es si era sedición o rebelión, sino que les dice a los políticos: si quieren acabar con el problema, vuelvan otra vez al orden constitucional. Porque claro que el problema es político y lo tienen que solucionar los políticos. Los jueces no vamos a solucionar problemas, pero les vamos a decir a unos y otros, oiga, eso que dice usted se puede o no hacer de acuerdo a la ley. Nosotros no tenemos que decir si Cataluña se tiene que independizar o no, pero sí si esa forma elegida para independizarse es legal. ¿Quieren acabar con el problema?. Respeten las leyes. El problema de todo esto es que los políticos están para gestionar nuestros problemas y darnos servicio, no para decirnos lo que tenemos que pensar. Y es al revés, todos los gobiernos quieren imponer formas de pensar.

-¿Hay que cambiar los delitos de rebelión y sedición en el Código Penal?

-A estos señores se le ha castigado por un delito, malversación de fondos públicos, como herramienta para cometer otro, sedición. Al ser uno como herramienta para el otro se castigó solo el más grave en la mitad superior. Entonces, si rebajan la sedición por debajo de los ocho años de malversación habría que castigarlos por separado. Con lo cual vuelven a hacer un pan como unas tortas. Técnicamente cuando tienes que hacer una reforma has de hacerla global, no solo para una cosa, porque el derecho está entrelazado, como si fuera encaje de bolillos y tocando un artículo puedes desmoronarlo todo.

-Pero en Alemania, por ejemplo se castiga con menos pena.

-Si, pero porque Alemania ya prohíbe cualquier partido que sea contrario al régimen constitucional.