José Luis Santos Iglesias, cardiólogo del Hospital Recoletas y jefe de sección del Complejo Asistencial de Zamora abrió ayer una nueva edición de las Jornadas Infosalud, que organiza la Fundación Científica Caja Rural de Zamora.

-¿Qué son las enfermedades trombóticas?

-La causa más frecuente de mortalidad en las sociedades occidentales son los accidentes cerebrovasculares, que son de dos tipos, la cardiopatía isquémica, es decir, los infartos de miocardio y los ictus. Los ictus pueden ser de dos tipos básicamente, uno es el ictus hemorrágico, causado por una hemorragia en el cerebro, y otro es el ictus isquémico, falta de riego del cerebro. Y esta puede ser a la vez de dos tipos, el que se produce in situ, es decir, en el cerebro por un trombo, y el provocado porque se produce un émbolo, es decir, un coágulo en otra parte del organismo que se transporta hasta el cerebro.

-¿Qué papel tiene los cardiólogos?

-En la cardiopatía isquémica, en los infartos de miocardio tenemos mucho que decir y también en el tema de los ictus porque en torno al 25%-30% de ellos se producen por un émbolo que se desprende desde el corazón y que aparece en una arritmia que se llama fibrilación auricular, que en España afecta en torno a un millón de pacientes.

-¿Que tratamientos antitrombóticos existen?

-Los pacientes con fibrilación auricular se van a beneficiar del tratamiento antitrombótico, en este caso anticoagulante, para evitar la producción de un ictus. Los pacientes que tienen una cardiopatía isquémica se van a favorecer también de un tratamiento antitrombótico, en este caso antiagregante que va a evitar la aparición de nuevos eventos coronarios, es decir, infartos de miocardio.

-¿Cuáles son estos tratamientos?

-Hay dos tipos principales de antitrombóticos. Los anticoagulantes afectan a la cascada de la coagulación y los antiagregantes fundamentalmente a las plaquetas. Dentro de los antiplaquetarios, es decir los tratamientos antiagregantes que utilizamos fundamentalmente para el infarto de miocardio, la parte fundamental es la aspirina y aparte hay otros muchos, fundamentalmente tres: Clopidogrel, Ticagrelor y Prasugrel. Y entre los anticoagulantes está el antivitamina K, que es el Sintrom de toda la vida y por otro lado los nuevos anticoagulantes de acción directa que son cuatro, el Dabigatran, Rivaroraxaban, Apixaban y Edoxaban. Las guías de práctica clínica dicen que tienen que darse los nuevos anticoagulantes porque son igual de eficaces y claramente tienen menos efectos secundarios, pero el problema es que son más caros.

-¿Y se dan en la práctica o seguimos con el Sintrom?

-En Europa el 70% de los pacientes tienen los nuevos anticoagulantes y solo el 30% sigue con Sintrom. En España andamos en torno al 40%, en Castilla y León en torno al 45% y en Zamora estamos un poco más altos, en torno al 48%. Las guías se posicionan como tratamiento de elección con los nuevos anticoagulantes pero la realidad es que son más caros, en España los hemos ido introduciendo poco a poco pero aún estamos veinte puntos de media por debajo de lo que se hace en Europa.

-¿Con los nuevos los fármacos los pacientes requieren menos controles que con el Sintrom?

-Los nuevos tienen muchas ventajas porque tienen menos efectos secundarios, disminuyen claramente las hemorragias y entre ellas la intracraneal que es la más importante. Además no necesitan controles, tienen muchos menos efectos adversos e interacciones con otros fármacos. Son más seguros y eficaces.

-¿Se irán introduciendo poco a poco o será difícil por el precio?

-Se irán introduciendo poco a poco y en Zamora siempre hemos sido punteros, como en todas las actividades novedosas, donde nos ponemos a la cabeza de Castilla y León y muchas veces de España. Los nuevos anticoagulantes se impondrán sin ninguna duda.

-¿Hay pacientes que presenten problemas especiales?

-Cuando la gente tiene una cardiopatía isquémica, ha de tomar antiagregantes, cuando tiene una fibrilación auricular, anticoagulantes, pero hay quien tiene las dos cosas, y tiene que tomar los dos, lo que favorece las hemorragias, por lo que hay que tener especial cuidado. Y para complicar más el tema, este tipo de pacientes anticoagulados y antiagregados tienen que someterse a un procedimiento endoscópico o una intervención quirúrgica y pueden sangrar. Es un problema con el que nos encontramos a diario en la práctica clínica.

-¿Cómo lo resuelven en el día a día?

-Tenemos que estar perfectamente coordinados los diferentes servicios y especialistas para determinar qué es lo mejor para el paciente dependiendo del escenario clínico al que nos enfrentemos. Y eso es algo que en Zamora tenemos muy bien resuelto porque hemos establecido varias vías y guías clínicas que determinan cuál es la mejor opción para el paciente según el escenario clínico al que nos enfrentemos en cada caso individual.