El periodista Luis Miguel de Dios participará el 5 de febrero en la jornada "Razones para quedarnos. Estrategias frente a la España despoblada", que se celebrará en la sede del Consejo Consultivo. El exdirector de Radio Nacional de Castilla y León lleva muchos años alertando sobre la despoblación, un problema "que no es de ahora y que tampoco se va a arreglar de un plumazo".

-¿Qué le parece que se hable sobre despoblación?

-Muy bien porque han pasado muchos años sin que nadie haya hecho excesivo caso. Hay un aspecto positivo y uno negativo. Lo positivo es que por fin se habla de esto, que es uno de los graves problemas del país y todo el mundo lo reconoce así; mientras que el aspecto negativo es que es un poco tarde y esto se podría haber hecho hace veinte años y la situación no hubiera sido tan preocupante o tan alarmante como está siendo ahora.

-¿Es posible comunicar en positivo sobre la España despoblada?

-Se pueden resaltar aspectos positivos de la vida rural y de las posibilidades que ofrece, que no sea todo victimismo y una especie de resignación, y poner sobre la mesa la posibilidad de algunas soluciones aunque puedan parecer utópicas. Al mundo rural palabras como garrulo o paleto le han hecho tanto daño como los bajos precios agrícolas o la desatención en los servicios. La gente cuando iba a la ciudad trataba de borrar su huella para que no le llamaran eso porque había un concepto que era que el que se quedaba en el pueblo fracasaba y el que se iba era un triunfador o volvía triunfante. En positivo se puede comunicar también que es tan digno el señor que se queda en el pueblo como el que se va a la ciudad.

-¿Qué tiene de positivo el medio rural?

-Muchas cosas, pero tampoco hay que idealizarlo en exceso. Lo positivo es la calidad de vida y que no hay aspectos que están proliferando en las ciudades como la contaminación o el estrés. La alimentación suele ser también bastante mejor y hay menos problemas económicos porque generalmente la gente en los pueblos se defiende con menos dinero porque tienen sus gallinas o su cerdo, cosas que siempre han caracterizado la vida de los pueblos. Para mí lo fundamental es que no se diferencie, que no se diga que el que vive en la ciudad es un privilegiado y el que está en un pueblo es un paria. Mientras se resalte lo positivo y lo negativo de las dos cosas, la gente podrá comparar; pero si seguimos poniendo todo lo positivo en la balanza de las ciudades y lo negativo en la de los pueblos, la gente seguirá marchándose.

-¿Qué se pierde con la despoblación?

-Todo, se pierde naturaleza porque la despoblación está dejando que los bosques no se cuiden y que haya tierras que no se cultiven. Además, se pierde una forma de entender la vida, cultura, lenguaje, palabras, costumbres y una forma de enfocar la existencia.