Fotografías tomadas en blanco y negro tomadas en los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado interactúan y entablan "diálogo" desde este martes con las piezas de la colección permanente del Museo Etnográfico de Castilla y León (Mecyl), con sede en Zamora. La exposición "La mirada del pueblo", que se podrá ver hasta el 21 de junio, está integrada por cuarenta imágenes captadas por Máximo Pelayo Arribas que se diseminan por las cinco plantas en las que se expone la colección permanente del Mecyl, según han detallado en la inauguración de la muestra el director del museo, Pepe Calvo.

Las imágenes muestran a vecinos de las localidades zamoranas de Ricobayo, Muelas del Pan y Villaseco del Pan, para observar su fisonomía y su forma de vestir y ver cómo la construcción de un embalse rompió el aislamiento de esos pueblos y eso se refleja en la vestimenta o en su modo de vida. Esa idea la ha hecho constar la hija del fotógrafo, Concha Pelayo, que ha explicado que esa evolución se puede apreciar en el "cambio abismal" que se aprecia en las fotografías entre las mujeres de mayor edad y las más jóvenes.

Ello fue debido a que la construcción de un embalse por la empresa Saltos del Duero, luego reconvertida en Iberdrola y actualmente en Iberduero, trajo a la zona a gente de Madrid y otras provincias que modificaron la forma de vida en el lugar. Máximo Pelayo, que trabajó en la construcción del embalse de Ricobayo al documentar con fotografías los pueblos que iban a ser anegados por las aguas del pantano y negociar las expropiaciones, utilizó posteriormente su cámara para sacar las fotografías del DNI y del libro de familia en pueblos del entorno.

Cuarenta de esas imágenes, que forman parte de una colección de más de mil fotografías cuyos negativos se custodian en la Filmoteca de Castilla y León, se exhiben ahora en el Mecyl para mostrar la indumentaria de la época y observar cómo posaban entonces los vecinos de la zona rural ante la cámara. Las fotografías de la muestra han sido cedidas al Museo Etnográfico de Castilla y León por Concha Pelayo, que las tenía "muertas de risa en casa" y pensó que un museo como el Mecyl era el mejor lugar para mostrarlas, según ha detallado.

Con esta exposición el Mecyl abre una etapa en la que pretende realizar intervenciones de forma constante en la colección permanente del museo para interactúe con otras obras de interés etnográfico y así ofrezca una nueva óptica del museo que permita volver a visitarlo por los que ya lo han hecho en alguna ocasión