Los delegados diocesanos de enseñanza y los sindicatos con representatividad de profesores de religión en Castilla y León se reunieron este martes para "analizar el horizonte" de la asignatura "ante el contexto sociopolítico generado por las propuestas de la coalición PSOE-Unidas Podemos". Los interlocutores coincidieron en señalar que las iniciativas anunciadas por el actual Gobierno son "inviables desde el punto de vista jurídico", y defendieron "el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus propias convicciones religiosas".

Cabe destacar que uno de los puntos del pacto sellado por las dos formaciones que componen el nuevo Ejecutivo señala que "la asignatura de religión será de carácter voluntario para los estudiantes, sin que haya una asignatura alternativa ni la nota sea computable a efectos académicos", una medida que complementará a la derogación de la Lomce y que no ha sido del agrado de los delegados diocesanos de enseñanza reunidos.

En ese sentido, en el comunicado emitido tras el encuentro, los asistentes aseguraron que "la asignatura de religión no es un privilegio de la Iglesia", y matizaron que esta "se limita a dar respuesta a la demanda social de las familias". Según esta nota de prensa, esa petición de las familias alcanza a tres de cada cuatro alumnos del sistema escolar en algunas diócesis.

Asimismo, los delegados diocesanos cuestionaron "la legitimidad moral de una propuesta política que nace desoyendo a la mayoría social de las familias de este país". Los asistentes a la reunión se mostraron, además, "perplejos" por la celeridad exhibida por el Gobierno a la hora de anunciar una nueva ley educativa, aunque expresaron su confianza en que, "antes de tomar decisiones definitivas", sus responsables sean capaces de "dialogar con todos sin excepción para alcanzar un consenso que dé estabilidad al sistema".

Finalmente, las delegaciones diocesanas concluyeron la reunión, que se celebró en la localidad vallisoletana de Tordesillas, con el propósito de animar a la sociedad civil "a que defienda una escuela moderna, abierta y capaz de integrar con normalidad el hecho religioso confesional". A juicio de estos representantes, es preciso "desarrollar las competencias de los alumnos, especialmente la trascendente y espiritual".