Enero se ha presentado en Zamora como debe. Con frío intenso. Esta realidad meteorológica, desagradable en muchos aspectos, ha provocado también la aparición de un fenómeno ciertamente atractivo para la vista: la cencellada. Durante varios días, la ciudad ha amanecido cubierta por un manto blanco, en una estampa similar a la que dibuja la nieve, pero provocada por la presencia de niebla a temperaturas bajo cero.

Además, especialmente en los dos últimos días, la presencia constante de la bruma y del frío ha contribuido a hacer permanente la capa de hielo blanco sobre los tejados, los jardines, los bancos y los coches. Algunos, incluso, han aprovechado la oportunidad para formar bolas y lanzarlas, por si acaso esta vez el invierno no deja nevadas en la ciudad. Otros, en actitud más prosaica, se han visto obligados a utilizar con brío el rascador sobre las lunas de sus vehículos. No siempre hiela a gusto de todos.

Sea como fuere, para lamento de unos y festejo de otros, el ascenso de las temperaturas terminará hoy con este panorama. La Agencia Estatal de Meteorología augura valores de hasta ocho grados positivos en la capital para este martes, y sitúa sus previsiones por encima de los diez grados para el miércoles y el jueves, cuando incluso existe la posibilidad de que se produzcan algunas precipitaciones.

El frío otorga, por tanto, un respiro, después de que, entre el sábado, el domingo y el lunes, Zamora acumulara más de 48 horas sin poner sus termómetros en positivo. Lejos, eso sí, de los más de trece bajo cero que se registraron en 1972 y que suponen la mínima histórica de un mes de enero. Sin previsión de tal dato, todo apunta a que la cencellada volverá. El invierno aún promete dureza.