La incidencia de la gripe ha aumentado significativamente en la última semana y se acerca al umbral de epidemia, según el último balance semanal de la temporada 2019-2020 publicado ayer por la Consejería de Sanidad. La tasa se sitúa en estos momentos en poco más de 43 casos por cien mil habitantes, cerca ya del umbral de epidemia situado en 50 casos, aunque lejos aún de los picos máximos que suelen alcanzarse en plena epidemia anual de la enfermedad.

En todo caso ha habido un aumento de las detecciones de virus gripales, especialmente del tipo A1N1, según señala la Red de Médicos Centinela. Como suele ser habitual la principal incidencia se da en niños de cero a cuatro años, mientras que se reduce notablemente entre el resto de los grupos de edad, especialmente entre las personas mayores, sobre todo porque entre este colectivo la tasa de vacunación es mucho más alta.

El año pasado la epidemia de gripe comenzó a repuntar precisamente por estas mismas fechas y alcanzó su pico máximo bastante tarde, a mediados de febrero, para a partir de ahí bajar rápidamente. Desde la tercera semana de enero a la tercera de febrero fue cuando los casos de gripe fueron más frecuentes durante la pasada campaña.

Una temporada en la que se llegó a una tasa de 300 casos por cien mil habitantes, que se puede calificar de normal comparada con lo ocurrido en las últimas cinco temporadas invernales de epidemias de gripe en Zamora y el resto de la comunidad.

La peor temporada de gripe del lustro se dio entre diciembre de 2014 y enero de 2015. La epidemia empezó un poco antes que este año, a principios de enero y alcanzó su pico máximo a finales de ese mes, con una tasa de incidencia de 425 casos por cien mil habitantes.

La segunda temporada gripal más intensa fue la del invierno de 2016 a 2017, cuando casi rozó los 400 casos por cien mil habitantes en su pico máximo. Ese año la gripe se adelantó y a finales de diciembre fue cuando tuvo su mayor incidencia, aunque alcanzado el cénit no bajó su incidencia rápidamente, sino que se mantuvo bastante elevada en enero.

La pasada temporada fue la tercera en importancia del quinquenio, seguida de la del año 2017-2018, que se quedó en 250 casos de gripe por cien mil habitantes. Esa temporada tuvo un comportamiento distinto, con un primer pico en diciembre que parecía que remitía aunque se reactivó en enero y se mantuvo durante un par de semana en su punto máximo. La temporada más benigna fue la del invierno de 2015 a 2016, año en que la gripe se mantuvo en niveles más moderados y alcanzó muy tarde, en pleno febrero, su incidencia máxima, con 170 casos por cien mil habitantes.