Los ciudadanos otorgaron el pasado mes de mayo una mayoría absoluta a Izquierda Unida para que dirigiera los designios de la capital durante los próximos cuatro años. Para Francisco Guarido, esa es una razón más que suficiente para desterrar la palabra "rodillo" del escenario político municipal y sustituirla por "democracia". Su equipo está formado por 14 de los 25 concejales que se reparte el Ayuntamiento de Zamora y por eso afronta un mandato estable y con holgura para evitar los contratiempos del pasado. En el horizonte, una serie de proyectos que deben lavar la cara a la ciudad y que se están resistiendo. El alcalde explica por qué.

-Acaba de aprobar sus primeros Presupuestos en solitario y el documento consta de una parte gruesa de pequeñas actuaciones a la que han añadido un programa de inversión a cuatro años para grandes proyectos. ¿Es un Presupuesto de economía doméstica?

-Es verdad que el Presupuesto se ha convertido en economía doméstica. Se compone de gasto en personal, gasto corriente para los grandes contratos y presupuesto de inversión. Este último es muy limitado, pero igual que ocurre con otras administraciones como puede ser la Diputación. Por eso, invertiremos en los grandes proyectos a través de los remanentes. Esa es la imposición de la Ley Montoro. Como no nos dejan gastar anualmente por encima del famoso techo de gasto, siempre tenemos un sobrante que incorporar a la inversión del año siguiente. Sí, el Presupuesto es una herramienta de economía doméstica, pero por imperativo de la Ley.

-En cuanto a esos grandes proyectos, la realidad es que son los mismos de los que se hablaba en 2015 cuando usted entró en Alcaldía. ¿Por qué tardan tanto en salir adelante?

-Porque en 2015 no había nada. Solo estaba el concepto, la idea. A día de hoy, en todos los proyectos tenemos mucho avanzado. Por ejemplo, ya tenemos el proyecto redactado del nuevo parque de bomberos, también el anteproyecto museístico de Baltasar Lobo y está a punto de resolverse la adjudicación del Mercado de Abastos. En ninguno de esos casos había nada en 2015, pero ahora sí. ¿Qué hemos hecho mientras tanto en estos cuatro años de atrás? Inversión real en la calle. Se ha visto en el asfalto, en pequeñas obras, en alumbrado... Hemos hecho la inversión de calle y ahora nos falta la inversión en edificios socioculturales para la ciudad.

-La oposición le critica, un año más, que con este Presupuesto pretende asestar un "hachazo" al bolsillo de los zamoranos.

-Lo que ocurre es que hay que decir las cosas con arreglo a los hechos. Y los hechos dicen que, en los últimos cuatro años, los tributos no se han movido excepto el IBI a la baja. Si nos remontamos a los cuatro años del último mandato del Partido Popular, recordaremos que los tributos subieron un 35% porque había un atasque de pago a proveedores de 18 millones de euros. Hubo que pedir un crédito para pagar ese agujero y el dinero salió del bolsillo de los zamoranos.

-Sin embargo, sí se plantea un ajuste de los tributos en función del IPC.

-Eso aparece en nuestro programa electoral y se hará, pero creo que lo entiende todo el mundo. Si tienes más gastos, tienes que tener más ingresos. Lo que no se puede decir, como hacen el PP y el PSOE, estos últimos traicionando a sus compañeros anteriores, es que hay que bajar los impuestos y subir la inversión. Eso es imposible. Nuestra política de limpieza y austeridad en los últimos cuatro años nos ha dejado en un punto en que ya es imposible bajar más. El resto, son frases y propagandas de quien aún tiene que demostrar en la oposición de lo que es capaz.

-Menciona usted al PSOE, que parece haberse convertido en su oposición más férrea en el Ayuntamiento. ¿Hay tensión entre ustedes?

-No hay tensión, pero tienen que demostrar qué son capaces de hacer. Son ellos quienes tienen que explicar por qué éramos socios de gobierno hasta hace seis meses y ahora intentan hacer una oposición más agresiva que la del Partido Popular. No obstante, hasta ahora, aparte de tópicos y cuatro frases, tampoco les he visto hacer nada especial. Igual es que no tienen dónde meter el pincho...

-La oposición ya le achaca la política del "rodillo" en estos seis meses. ¿Usted qué piensa?

-Que no es el rodillo, son los votos. En España ha arraigado el pensamiento de: "Las mayorías absolutas no van a volver y por eso hay que pactar". Correcto; si no se tiene, no se tiene. Nosotros antes no teníamos y por eso tuvimos que pactar primero con el PSOE, hasta que se rompió, como siempre, y después con Ciudadanos. Pero si tienes una mayoría absoluta, eso no se llama rodillo. Eso se llama democracia y hay que respetarla. Y el que está en minoría, tiene que conformarse con hacer propuestas alternativas, tener credibilidad ante la sociedad y ganarse el respeto de la gente en la calle.

-¿Cómo se encuentra a día de hoy la problemática con la tramitación de licencias?

-Estamos avanzando. Las licencias que se aprueban desde octubre en Junta de Gobierno Local son muchas más de las que iban anteriormente y en las pequeñas licencias, las que se resuelven por decreto, el número también es más elevado. Hemos implantado nuevos criterios que agilizan, quitan burocracia y hacen responsable de las actuaciones a quienes firman los proyectos y no a los técnicos.

-Zamora vive un año de récord en materia de turismo. ¿Cuál ha sido la receta?

-Podríamos ser triunfalistas con los datos en la mano, pero la realidad es que no solo Zamora está creciendo. Es una tendencia generalizada en toda Castilla y León y también en todas las capitales de provincia. En mi opinión, creo que se trata de ser cooperativos. Nosotros no podemos hacer la competencia a Salamanca, ni al revés; o a Puebla de Sanabria, ni al revés. Tenemos que trabajar de manera conjunta y cooperar, porque así a todos nos irá mejor.

-Pero la capital, especialmente, registra unos datos nunca vistos desde hace años.

-Hay varios factores. Se ha trabajado bien en el tema de la muralla, que tiene mucho potencial, así como en la proyección de la ciudad en las ferias Intur y Fitur. Zamora tiene garantías del turismo como son el románico, el río Duero y su gastronomía. A todo ello, le hemos añadido pequeñas cosas que han complementado y cuajado muy bien. La gente se reía con aquello de las mariposas y la realidad es que no hemos inventado la pólvora. Esto ya se hacía en otros sitios porque funcionaba y nosotros hemos corroborado que es un éxito.

-Uno de los asuntos que sacude a la capital en las últimas semanas es la proliferación de las pintadas. ¿Qué medidas van a tomar ustedes finalmente contra esta problemática?

-El Ayuntamiento está actuando de manera correcta, pero esto es un mal endémico que afecta a todas las ciudades, no solo a Zamora. Cuando se pinta en edificios municipales, siempre se quita con inmediatez. Lo que ocurre es que, en los edificios históricos, que son principalmente iglesias, no podemos actuar porque el titular es el Obispado. Y en la muralla, quien tiene que actuar es el Estado en calidad de propietario. Además, aunque quisiéramos, tampoco podríamos, porque todo eso requiere la autorización de patrimonio.

-¿Y en los edificios particulares?

-Ahí es verdad que puede actuar el Ayuntamiento siempre con el permiso de los propietarios y es lo que vamos a solucionar con el nuevo contrato de limpieza y recogida de residuos. Se implantará una cuadrilla dentro de la gente que trabaja en este servicio para limpiar las pintadas. Aun así, he de decir que eso ya se está haciendo ahora en la parte que nos corresponde.

-¿Por qué nadie quiere el suelo del polígono de La Hiniesta y que puede hacer el Ayuntamiento de Zamora para resolverlo?

-En Zamora tenemos dos polígonos. El de Los Llanos pertenece a la Junta de Castilla y León y está lleno. El de La Hiniesta tiene una parte llena, pero la ampliación está prácticamente vacía. Este polígono pertenece al Estado a través de Sepes. Entonces, ¿quién tiene que responder? ¿El Ayuntamiento? Quizá, en parte, sí. Pero es que es del Estado. ¿Cómo pueden cobrar las parcelas a un precio tal que la mitad del polígono esté vacío? Yo creo que los precios tendrían que bajar y eso es cosa del dueño, que es el Estado. Ahí vamos a insistir mucho al nuevo Gobierno, a quien tenga la cartera de Industria. Exigiremos una discriminación positiva para Zamora porque eso es hacer frente a la despoblación, no solo traer militares. Bajar los precios del polígono quizá sea tan eficaz como reabrir Monte la Reina.

-¿Y cuál sería el papel municipal para evitar la fuga de jóvenes?

-Poco se puede hacer, igualmente. Quien tiene que trabajar para eso es el Estado a través de una planificación correcta de la economía. La despoblación es un problema de Zamora, de Castilla y León e incluso de España, no es exclusivo nuestro. Con esto no quiero escurrir el bulto, pero siempre se pone al Ayuntamiento en primer lugar para cualquier queja y no es así. Lo que nosotros podemos hacer es lo que ya hacemos: multiplicar por tres el dinero que se le da a la implantación de nuevas empresas y absorber todos los planes de empleo joven que propone la Junta. Hasta ahí podemos llegar. El resto tiene que partir de una planificación del Estado como hacen los países socialdemócratas del norte de Europa.

-El comercio también demanda apoyo al Ayuntamiento de Zamora.

-Pero volvemos a lo mismo. Todo lo que tiene que ver con el comercio, depende de la Junta. Nosotros, nuevamente, multiplicamos el dinero de las subvenciones y colaboramos con el pequeño comercio a través de campañas de difusión e información sobre el comercio de cercanía. Al Ayuntamiento se le da por culpable de todo, pero no podemos olvidar que vivimos en un capitalismo salvaje en el que las grandes multinacionales están arrastrando y arrastrarán al pequeño comercio de Zamora, incapaz de hacer frente a una competencia feroz en materia de ropa, calzados, tecnología o venta por internet. Suena antiguo, pero es la realidad. Quien debe luchar para que en Zamora nos podamos defender de las grandes multinacionales es el Estado.

-Usted siempre mostró buena sintonía con el expresidente Juan Vicente Herrera y con parte de su equipo. ¿Cómo es ahora la relación con Alfonso Fernández Mañueco?

-Es buena. Aquí no se trata de tener una relación para tomar unos vinos, sino para trabajar. Con el presidente Herrera siempre me he llevado bien y nos ha ayudado mucho. Con el nuevo presidente, que tiene previsto venir a mediados de enero, también estamos bien. Tenemos en marcha el nuevo conservatorio, con 13 millones de euros; el centro cívico, con cuatro millones de euros; y el matadero, cuyas obras terminarán no más allá de las primeras semanas de enero. Todo eso nos hace pensar que la relación con la nueva Junta va a ser buena y positiva. Le exigiremos otras dos cuestiones. La primera es la ayuda en el parque de bomberos, como así se comprometieron en el pasado. Y la segunda es la colaboración con el Mercado de Abastos, puesto que han ayudado a todos los mercados de Castilla y León.

-¿Y con la nueva Diputación cómo se lleva?

-En turismo está claro que la colaboración es distinta. Antes había poco entendimiento y ahora trabajamos de manera conjunta para salir a las ferias o para abrir la nueva oficina de turismo. Pero también hay que señalar que no tenemos grandes cosas que tratar. Zamora es el único municipio que queda fuera del ámbito de la Diputación.

-¿Cómo ve la formación del nuevo Gobierno de España?

-Quiero que haya un Gobierno de Partido Socialista y Unidas Podemos con el apoyo de otras fuerzas y que sea lo antes posible.

-¿Y la posible entrada de Izquierda Unida en ese Gobierno? Aunque no sea de la manera que a usted le gustaría...

-Nuestra posición siempre ha estado clara. Cuando se formó la coalición Unidas Podemos, había sectores que no estábamos por la participación en el Gobierno. Apoyo, sí; pero sin entrar en el Gobierno. Una vez que se ha decidido así, lo único que puedo hacer yo es respetar la democracia. No obstante, sí que creo que un Gobierno de izquierdas va a ser bueno para Zamora.

-¿Por qué?

-Porque siempre nos conviene más un Gobierno que mejore las condiciones de los trabajadores. Si uno mira el nivel de salario de los trabajadores de Zamora, puede ver que existe mucho salario base en el comercio o en la hostelería. Solo con subir el salario mínimo, el beneficio para la ciudad sería enorme y el pacto de izquierdas quedaría justificado. Además, necesitamos un Gobierno más social que dé a las comunidades autónomas más financiación condicionada a la prestación de servicios sociales, lo que también redundaría en beneficio para Zamora.

-¿Qué le parece la propuesta del Ministerio contra la despoblación?

-Opino que la despoblación es algo muy transversal. Es algo que, ahora mismo, tiene que ver con varios ministerios. Con el Ministerio de Agricultura y Ganadería, en una provincia como la nuestra donde en todos los pueblos tenemos explotaciones. Con el Ministerio de Industria, al que habría que plantear que esa reindustrialización que se está haciendo en Benavente se traslade a Zamora capital, a Toro y a todas las cabezas de comarca. Con el de Telecomunicaciones, para llevar Internet a los pueblos recónditos y que permita así tener sanidad y un comercio potente en todas las comarcas. Hablamos de una cuestión transversal que tiene que ver con economía directa y social. Solo con servicios en los pueblos se puede dejar de perder población. E insisto, si ese ministerio se creara, debería decidir de forma inmediata de dónde van a salir los cien millones de Monte la Reina.

-Es la segunda vez que nombra el proyecto de Monte la Reina en esta entrevista...

-Es que se ha vendido una idea que cuesta mucho dinero y nadie dice de dónde saldrá. Evidentemente, que vengan mil o dos mil militares es positivo. Pero es que Zamora ha perdido tres mil empleados públicos en diez años, especialmente en educación y sanidad. Y eso es una economía más real y productiva que la de Monte la Reina.