Fue en la Escuela de Música Creativa de Madrid donde se forjaron los inicios de la banda Freedonia. Allí estudiaba el guitarrista, Ángel Pastor (1979) quien con el resto de la banda inició su carrera artística en 2012 con la salida al mercado del primer disco. Siete años después son puntuales con su cita anual con Zamora y esta noche (23.30 horas) en La Cueva del Jazz en Vivo volverán a demostrar sobre el escenario la fuerza que tienen en directo. En esta ocasión presentan nuevo trabajo, "Conciencia" y nueva solista, Deborah Ayo, quien demuestra ser toda una reina del soul.

-¿Qué es lo que les hace regresar cada año a Zamora?

-Muchas cosas. Lo primero, un público que nos arropa muy bien y responde a Freedonia de siempre, así que, si algo funciona, hay que repetir. Por otro lado, la Cueva del Jazz es un local que apuesta por los conciertos en directo y que trata muy bien a los artistas. Nosotros siempre nos hemos sentido muy bien tratados y es algo que no abunda tanto en todos los sitios, así que da gusta volver y recibir ese trato. Y para completar, tenemos a un integrante de Freedonia que tiene sangre zamorana, David Pérez. Es saxo barítono y se siente muy ligado a su tierra. Nos trae chorizo y vino a menudo, así que eso también nos hace acordarnos mucho de Zamora durante todo el año (risas).

-Llegan con su nuevo disco, "Conciencia", debajo del brazo. ¿Qué es lo que van a mostrar al público?

-Hemos hecho "Conciencia' basándonos en una charla que José Saramago ofreció hace tiempo y donde explicaba que la conciencia era la única herramienta para convertir este mundo que muchas veces es injusto y solo se rige por temas económicos. Es algo un poco más humano. Los temas que contiene el disco desgranan distintos ángulos de la conciencia. En el concierto vamos a tocar básicamente todos los temas de este nuevo trabajo, pero también llevaremos temas de discos anteriores, los que más nos gustan y cuadran, así como pasajes instrumentales que hemos creado para este show.

-Los temas de este nuevo trabajo pasan por la xenofobia o la ecología. ¿La actualidad es su principal fuente de inspiración?

-Sí, aunque sea algo complicado. Por ejemplo, el discurso de Saramago es de hace tiempo, pero está muy vigente, como aquel de Félix Rodríguez de la Fuente en los años 80 sobre la generación de la basura. Han pasado 30 años y parece que es más actual que nunca. Al final, la sociedad sigue teniendo unas carencias que hace que todo esto sea necesario. Nosotros hablamos de las cosas que nos preocupan, pero ojalá que no tuviéramos que hablar de estos temas, porque estuvieran ya superados. Entendemos que es cuestión de tiempo, porque vemos que la sociedad en este sentido está más concienciada, son temas protagonistas y se pide al Gobierno y a los poderes que tomen las riendas de estos asuntos.

-¿Cuál es el secreto del soul para que resista al paso del tiempo?

-Es un estilo musical que nace del alma y del corazón y, en este sentido, es bastante pasional y la música que despierta sentimientos es la que perdura. Igual que el rock, la música clásica o el flamenco. Se trata de estilos que siempre están ahí.

-Deborah Ayo es desde noviembre la nueva solista, ¿qué aporta este cambio?

-Empezamos con ella una nueva etapa. Tiene una voz espectacular, con una capacidad melódica bastante potente. Su registro es contralto, algo muy poco habitual en la mujer. Son las voces de artistas como Nina Simone, Tracy Chapman o Amy Winehouse, auténticas referencias. Este tipo de voz de mujer aporta unos graves increíbles y con ella se ha conseguido un disco con unas melodías muy bonitas, muy cantables. Estamos muy contentos con ella.

-¿Es complicado adaptar una nueva voz a una banda tan consolidada?

-La verdad es que todo es cuestión de tiempo y Freedonia siempre ha creído en el trabajo colectivo. Es verdad que la voz es una posición muy importante, sobre todo encima de un escenario, porque es la cara más visible de la banda. Pero el resto de los miembros siempre hemos estado trabajando con las composiciones y con las letras, tenemos bastante rodaje en ese sentido y ella es un miembro más que se incorpora y que, poco a poco, se va haciendo a nuestra filosofía de trabajo. Deborah ha entendido muy bien cómo es y está siendo muy fácil.

-¿Qué supone musicalmente trabajar en un gran equipo?

-Siempre tiene su parte de dificultad por las circunstancias de cada uno, hay que estar un poco trabajando por la concordia y demás, pero todos a día de hoy tenemos muy claro cómo queremos que sea la banda, cómo tenemos que trabajar. En ese sentido, lo llevamos bien y lo tenemos asumido desde hace mucho tiempo.

-¿Se atreve a definir el estilo de Freedonia?

-Exactamente no sabría, porque nosotros al final hacemos las canciones y los discos que nos gustan, con cosas que nos inspiran y con distintas fuentes de las que bebemos. Evidentemente, siempre hay una componente de lo que es música negra, no solo soul, sino también blues y rock. Además, nos gusta mucho el tema de las bandas sonoras de películas e incluso hay música clásica en algunos arreglos de viento, por ejemplo, con las partes más épicas. Al final, es una mezcla de todo esto.

-¿Qué evolución han seguido desde 2012?

-Disco a disco hemos intentado evolucionar el sonido y este último tiene unos sonidos más saturados, teclados más funky. Hay matices diferentes.

-¿Por qué esa apuesta por el micromecenazgo para publicar sus discos?

-Lo hemos hecho desde que empezamos en 2012. Ahora la idea está bastante instaurada pero hace años el concepto no estaba muy asumido. Pero se nos dio bastante bien, conseguimos financiación y fue una experiencia muy positiva, no solo porque el "crowdfunding" te permite financiar desde un punto de vista económico sino porque se crea una comunidad de gente que, de alguna manera, se implica dentro de lo que es el proyecto. Al final, nos funciona bastante bien y creemos que es una buena manera para un grupo como el nuestro que es independiente del mundo de las discográficas y que sea la gente que al final cree en tu proyecto la que logre que se haga realidad finalmente.

-¿Así se gana en libertad?

- Grabar en analógico quizá no tenga mucho interés para la industria, porque no es lo más práctico desde un punto de vista económico. Pero desde el punto de vista más artístico creemos que es un soporte que nos gusta, que le viene bien a la música que hacemos y, de esta manera, lo podemos hacer sin que nadie nos diga nada.