El investigador Rafael Ángel García Lozano ha publicado el libro sobre "La obra conjunta de la Universidad Laboral de Zamora. Arquitectura civil y religiosa de la Fundación San José", un extenso trabajo que aporta relevantes datos.

-¿Cómo fue el nacimiento de la Universidad Laboral en Zamora?

-En enero de 1946 se dieron en Zamora los primeros pasos para poner en marcha una institución que persigue dar formación a los hijos de los trabajadores. Coincidió que en Asturias pusieron en marcha la Universidad Laboral de Asturias, ambas impulsadas por Carlos Pinilla.

-¿Qué diferencias existen entre ellas?

-Muchas. El modelo educativo era el mismo y la institución era la misma, pero en Zamora fue a menor escala hasta el punto que la de la ciudad, que se comenzó más tarde al ser más pequeña, se inauguró antes. En el caso zamorano hubo menos dinero y fue de menor envergadura.

-En el título del volumen figura la Fundación San José. ¿Qué fue?

-Cuando se constituyeron estas instituciones, tanto la de Zamora como la de Gijón, no existía un aparato jurídico que las soportara, por lo que se crearon dos fundaciones con un patronato en el que estaban los sindicatos de la época, la fundación de la madera, de la construcción y la química de Madrid, que aportaban fondos porque lo que hacían era formar a sus futuros trabajadores cualificados. En Zamora asumió el nombre de Fundación San José. La Universidad Laboral, bajo su paraguas, reunió cuatro equipamientos: las escuelas profesionales, el convento de las Claras, el edificio Rey Fernando y la Granja Florencia.

-¿Cómo comenzó su desarrollo?

-Se comenzó con los edificios que albergarían las clases para los alumnos con un primer anteproyecto en módulos que no se construyó, un segundo que se tumbó para a continuación implicarse a los arquitectos que estaban haciendo la Universidad Laboral de Gijón. La gran característica es que se trata de un edificio hecho de múltiples edificios. Aunque vemos un todo único, son como piezas. Entre la documentación que he encontrado hay un esquema de los arquitectos donde figuran todas las necesidades a cubrir, un documento que he localizado en casa de uno de los arquitectos y que ayuda a conocer cómo se llega realmente a la Universidad Laboral. El proyecto tiene capilla, teatro, aulas, talleres y dormitorios. Cuando los arquitectos se enfrentaron al proyecto lo contemplaron como un todo y la clave reside en las conexiones entre los edificios. Es un conjunto soberbio desde el punto de vista arquitectónico y compositivo que recuerda al imperialismo español, pero en el fondo es una piel. Es un conjunto tremendamente moderno con unas calidades y una gran capacidad para adaptarse a las necesidades. Aunque tiene una piel imperialista en el fondo es muy versátil en las soluciones. Lleva 60 años funcionando, tiene problemas de capilaridades y humedades, pero el edificio está en bastante buen estado.

-¿Cuál fue el primer edificio que se construyó?

-Se empezó a construir todo al mismo tiempo. El mayor problema lo representó el teatro. En un primer momento estaba previsto de otra forma, como una caja cuadrada a dos aguas, pero se vio que era insuficiente y se construyó otra propuesta. Todo lo demás avanzó a la vez, excepto el teatro que, ya inaugurado el edificio funcional, no se había acabado.

-Por lo tanto, la construcción que durante décadas se bautizó como la Grillera se llevó a cabo con posterioridad.

-Efectivamente. Crearon a imagen de Gijón servicios para los internos. Hablaron con las monjas de las Claras que entonces estaban en Santa Clara, que estaba casi ruinoso. Ellas se encargaron del planchado y lavado de la ropa en el nuevo convento que se construye en las cercanías. El edificio Rey Fernando, la grillera, surgió porque en un momento determinado se pensó volver a ser pionero y poner en marcha una institución educativa para chicas. Se encargó un proyecto para llevar a cabo la Universidad Laboral femenina Nuestra Señora de las Mercedes en 1955. El proyecto Rey Fernando se encargó a Martín Marcide, el arquitecto del Clínico, a Manuel Jaén y a Carlos García. Cuando en 1957 salió del Gobierno José Antonio Girón y se fue Pinilla, alma mater de la institución, se acabó el dinero, no se presupuestó más y se quedó el esqueleto, que es como durante mucho tiempo, diez años, se denominó en Zamora. Con la llegada de Torcuato Fernández Miranda se produjeron varios intentos para concluir la obra. Se pensaron varias soluciones, como que fuera una escuela de formación profesional en manos de la Sección Femenina, pero al final se habilitó una partida presupuestaria y como la idea de la Universidad Laboral femenina ya estaba implantada en otros lugares, lo que hicieron fue realizar una ampliación de las escuelas profesionales masculinas, de tal forma que eran dormitorios y aulas.

-¿Qué nos puede explicar de la Granja Florencia?

-Cuando se construyeron las escuelas profesionales como en Zamora había una parte de formación agraria en el espacio que se tiró hace unos años para construir el fallido Palacio de Congresos se pensó poner en marcha una granja que tenía como finalidad que los alumnos practicasen y sirviera para el autoabastecimiento del centro. En determinado momento se dieron cuenta de que sería necesario más espacio y optaron por construir un cuerpo junto al teatro y buscar una granja más grande que sirviera para los objetivos. Optaron por varios emplazamientos para finalmente decantarse por la Granja Florencia, que está entre Peleagonzalo, Toro y Villalazán, que había pertenecido al convento de Valparaíso y entonces estaba en manos de particulares. La Fundación San José la adquirió y lo que hizo fue construir tanto infraestructuras agrícolas como edificios para vivir y educativos que se conservan, aunque están en muy mal estado actualmente. En esta obra se invirtió mucho dinero, uno de los grandes problemas de la Universidad Laboral,

-¿Hasta cuándo funcionó como centro educativo?

-En la Granja Florencia se estudiaba capacitación agraria y los chicos residían en ella. Estuvo abierta hasta que desaparece la Universidad Laboral, hasta que desapareciendo a ser centro de enseñanza media. Actualmente parte está en manos de la Junta de Castilla y León y otra parte la Diputación de Zamora. Fue una institución pionera donde se puso en marcha el riego por aspersión en España al igual que el rey Fernando, que quiso poner en marcha una Universidad Laboral femenina, y las escuelas profesionales fueron novedosas porque dieron una respuesta educativa en el centro de la península antes que Gijón.

-Tras su minucioso estudio de los cuatro centros que conforman la Universidad Laboral, ¿cuál resaltaría?

-Las escuelas profesionales son el edificio más importante del siglo XX en Zamora y uno de los 15 más remarcables del 39 al 50 del pasado siglo España por su potencia constructiva. No hay en la ciudad ningún edificio con estas elevadas calidades, con una vocación altruista de educar a jóvenes, y con un ambicioso del proyecto que tiene varios anteproyectos y una reforma. Tenía una vocación de perduración en el tiempo.

-El templo es el edificio que quizá es lo que más puedan conocer los zamoranos que no hayan accedido a los otros edificios.

-La iglesia tiene dos cosas muy significativas. Por un lado, la cubierta con esos nervios de ladrillo, son vigas tabicadas porque estamos en una posguerra. El arquitecto Luis Moya, que es brillante, va a la tradición hispana de construir bien y barato, aunque necesitó mano de obra cualificada. Fue una respuesta muy certera. Fue un acierto la elección de los arquitectos, en el primer anteproyecto fueron unos profesionales locales para luego optarse por Huidobro y finalmente por los hermanos Moya. También resulta importante la parte artística. He descubierto cuadros que no se sabía que estaban vinculados con la Universidad Laboral. Un lienzo de Enrique Segura que estaba en la entrada y que se retiró cuando Castilviejo pintó los suyos, una obra de Delhy Tejero que está en el despacho del director y una obra de Castilviejo que ahora se encuentra en León. También participaron Alberto de la Torre Cavero y Antonio Pedrero que eran entonces jóvenes y que ayudaron a Castilviejo.

-En el estudio de 420 páginas aporta planos inéditos o múltiples fotografías, entre otros materiales inéditos.

-Incluye el descubrimiento de dos anteproyectos, el descubrimiento de los organigramas compositivos del edificio. El proceso constructivo histórico lo analizo y los edificios que se prevén para las escuelas profesionales que finalmente no se construyeron y que se desconocían, como un edificio polideportivo y otro que iban a hacer donde está ahora el edificio administrativo que hace esquina entre Príncipe de Asturias y Reyes Católicos. Estudio las implicaciones urbanísticas de las escuelas profesionales porque esa parte de la ciudad entonces estaba vacía y supusieron la articulación de esa parte de la ciudad. Del convento de Santa Clara, que había un estudio muy breve, aporto mucha información y en el edificio Rey Fernando no se había profundizado. Además cada una de las piezas de las escuelas profesionales que conforman la Universidad Laboral les otorgo una autoría.

-Concrétenos.

-Las escuelas profesionales las llevaron a cabo Luis y Ramiro Moya con Pedro Rodríguez de la Puente y Enrique Huidobro; el edificio Rey Fernando corresponde a, Martín Marcide Manuel Jaén y a Carlos García, mientras que el convento de las Claras es de Pedro Rodríguez Alonso de la Puente y la Granja Florencia, de José Luis Subirana y Juan Govantes.

-Este libro representa una parte de su tesis doctoral.

-Mi tesis doctoral sobre la arquitectura religiosa en Zamora tiene 1.800 páginas de extensión, por lo que era muy difícil publicarla entera. La tesis tiene vocación de integralidad, pero tuve que optar por publicarla por partes. La obra conjunta de la Universidad Laboral era una parte significativa que la Universidad Pontifica ha querido publicar. Es una obra fuera de colección, pero ha visto la luz porque les ha entusiasmado. Otra parte de mi extensa investigación la he presentado en el Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo, que espero que vea la luz a través de un volumen sobre arquitectura de las órdenes religiosas.