El zamorano Eduardo Fernán-López es licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Valladolid, ha cursado un máster en Cádiz de estudios hispánicos y se doctoró en Historia Contemporánea entre Cádiz y Buenos Aires. Nicasio Gallego protagonizó su tesis doctoral por la que obtuvo sobresaliente cum laude.

Este investigador es un gran aficionado a la literatura negra y ha profundizado en aspectos de múltiples crímenes de España. Su amplio conocimiento de la materia le ha llevado a intervenir en varios congresos tanto en España como en Argentina, donde ha sido invitado al festival de literatura desarrollado en Buenos Aires, "BAN!"

- Ha participado en un festival de literatura negra en la ciudad de Buenos Aires ¿cómo surge su presencia?

-Hace ya varios años que participo en un congreso de literatura negra que organiza la Facultad de Filología y Literatura de la Universidad de Salamanca. Allí he presentado ponencias y un día hablé sobre un escritor argentino Ernesto Mallo, quien mezcla en sus novelas la crítica social con asesinatos. Una señora que me escuchó, se acercó a mí posteriormente y me dijo que era amiga del escritor y uno de los personajes que aparece en sus novelas. A través de ella contacté con Ernesto y nos conocimos en persona. Hace dos años Mallo me propuso participar en el festival de literatura en Buenos Aires (el BAN!) y he acudido en dos ocasiones, una he hablado de los crímenes en la España rural y la más reciente charlando sobre asesinos seriales en España.

-¿Cómo han sido las participaciones?

-Muy interesantes. Yo he tenido contacto con escritores, pero nunca había estado en un foro en el que estuvieran premios nacionales de varios países, forenses o policías del más alto nivel. El primer año el público estuvo muy atento a mi charla y posteriormente durante una hora estuve hablando con personas sobre la conferencia, algo que no me esperaban. Esta segunda ocasión me volvieron a invitar y opté por el tema de los asesinos en serie de España. Esta vez solo hemos ido tres invitados extranjeros en un marco más grande y con más público.

-¿Qué casos desgranó en su intervención?

-El del hombre lobo de Allariz, que devoraba prostitutas en pueblos del centro de Orense y la vampira de Barcelona que sembró el honor en Barcelona a principios del siglo XX. Más cercanos en el tiempo, hablé del mayor asesino en serie de España Manuel Delgado Villegas "el Arropiero", que mató a 48 personas, aunque solo pudieron demostrar siete y actuó en la zona de Barcelona, Levante y lo detuvieron en Cádiz. Acerqué al asesino de ancianas que mató a 16 mujeres de edades comprendidas entre los 80 en Santander en menos de un año así como a la figura de "el Matamendigos", hijo de zamoranos que emigraron en los años 50 a Madrid donde se instalaron a vivir en una zona chabolista cercana al cementerio de la Almudena. Este hombre asesinó, violó y degolló a once mendigos y también profanaba tumbas del cementerio para violar los cadáveres desde 1987 hasta 1994 en Madrid.

-¿Estos asesinos responden a un perfil común?

-La mayoría de ellos dejan una firma en los cadáveres. Los criminólogos inicialmente defendían que los asesinos seriales actuaban unos por ira, otros por necesidad sexual o bien por gusto, pero se han dado cuenta de que la mayoría de asesinos seriales que han actuado en España en el siglo XX y XXI muestran en común que dejan marcas de actuación o bien en el lugar de los hechos o bien en la víctima para llamar la atención, para ser reconocidos. De alguna manera firman los asesinatos lo que ayuda en cierto modo a su detención, a veces el juego por ser reconocido les puede. Un ejemplo es el asesino de la baraja que actuó en el año 2003 y asesinaba porque sí. En su segundo crimen, cuando llegó la Policía al lugar por casualidad había llegado un naipe, el as de copas, y la prensa de Madrid se hizo eco y lo bautizó como el asesino de la baraja de tal forma que cada vez que asesinaba, dejaba una carta sobre el cadáver. Entre los asesinos los hay que tiene buena posición social, con buen trabajo o incluso algunos son ciudadanos ejemplares como el asesino de ancianas que era el yerno perfecto. Todos han tenido una juventud excesiva, con drogas o episodios de violencia, que creen que van a superar, pero al llegar a la edad adulta explotan. Es gente muy fría que son incapaces de ponerse en el lugar del otro.

-De los casos que expuso ¿cuál suscitó más interés entre el público argentino?

-Sin duda "El matamendigos", que no logró a salir de la mendicidad, llamó mucho la atención porque profanaba tumbas en el cementerio de la Almudena donde violaba cadáveres y se comía el corazón y las tripas de sus víctimas, pero cuando le detuvieron dijo que mataba a sus víctimas por la espalda porque no podía soportar el dolor en sus ojos. Fue un hombre que llegó a abrir en canal a sus víctimas para comérselas. Era un perturbado de manual.

-¿Está profundizando en algún otro ámbito relacionado con la criminalidad?

-Si volvieran a invitarme al festival de Buenos Aires estoy pensando analizar los casos de descuartizadores españoles en el siglo XXI. Hay más de los que pensamos pues tengo localizados diez casos o bien habría sobre los casos sin resolver, como el de Marta del Castillo, pues lo que más nos descoloca de un crimen es que no aparezca el cuerpo de la víctima o saber quién fue el asesino con las mejores fuerzas del orden público y los mejores jueces. Entre los asesinatos que me fascinan figura el acaecido en los años 70 en un cortijo de los Galindo, donde aparecieron cinco personas asesinadas y no se ha podido resolver y los hechos han prescrito. Murieron de distintas maneras, con diferentes armas en una misma noche. Fue muy virulento y la Guarda Civil no pudo localizar a él o los culpables. Es uno de los grandes misterios de la criminología española. La maldad humana es muy amplia.

-¿Varía la manera de asesinar en serie de unas latitudes a otras?

-No hay diferencias por sexo ni por ubicación. Son sociópatas que da igual en lugar donde residan. Los especialistas calculan que en Europa de cada cinco personas tres son sociópatas, pero hay algunos que no brotan. Hay otros que son personas que lo manifiestan pisando al otro en el trabajo o bien es el típico familiar que hace la vida imposible a todos.

-Usted ha profundizado en crímenes y habla con pasión sobre ellos. Ahora está escribiendo su primera novela, ¿ha sido natural esa evolución?

-Fue un proceso de relajación porque comencé a escribir al tiempo que estaba haciendo mi tesis doctoral que me requería un trabajo de documentación y redacción fidedigno. La escritura de ficción me sirvió para desconectar. Ahora mismo estoy en la fase de corrección de mi primera novela que transcurre en la Zamora actual. Los hechos son ficción, aunque sí es real la ubicación. No sé cuándo verá la luz. El título todavía no lo tengo fijado, pero irá relacionado con los lobos a modo de homenaje a mi tierra.