La cumbre mundial del clima que se celebra en Madrid está poniendo negro sobre blanco la necesidad de que los gobiernos, sean de la entidad que sean, apliquen medidas ante el cambio del paradigma hasta el momento establecido. Esta cita, aunque de celebración circunstancial en España, llega a finales de un año que ha estado marcado por la toma de conciencia de decenas de entidades locales para poner sobre la mesa soluciones. El Ayuntamiento de Zamora ha sido una de esas pequeñas administraciones que se ha adherido a la Declaración de Emergencia Climática que reconoce que el planeta, los seres vivos y los ecosistemas se encuentran en situación de "grave peligro" y se compromete a luchar contra esa situación. Un documento, sin embargo, vacío hasta el momento. Por eso, desde la capital se ha iniciado una lucha por cuenta propia. Siendo conscientes, eso sí, de que en Zamora la situación no es de emergencia, ni muchísimo menos. A continuación, la situación contaminante de la capital, las medidas que se han aplicado hasta el momento y también las que faltan para dar el gran paso hacia la ciudad sostenible.

Informe sobre la huella de carbono.

Una de las primeras propuestas de la Concejalía de Medio Ambiente dirigida por Romualdo Fernández en materia de sostenibilidad ha sido la realización de un informe sobre la huella de carbono. El concepto describe la cantidad total de emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero que son causados directa o indirectamente, en este caso, por el Ayuntamiento de Zamora. Y constituye, además, una oportunidad de mejora en la gestión municipal, ya que le proporciona una herramienta para reducir los costes que implica el consumo de energía para iluminación, climatización, calefacción y transporte. Esta huella de carbono del Ayuntamiento de Zamora se sitúa, de acuerdo con el estudio, en 6.124,42 toneladas de CO2 equivalente, de las cuales 2.970,93 corresponden a las emisiones directas originadas por la actividad propia de la institución, lo que supone el 49%; y 3.153,49 corresponden a las emisiones indirectas, el 51%, originadas fundamentalmente por la producción de la electricidad y energías adquiridas para en funcionamiento de los distintos servicios, como el alumbrado público.

Contaminación del aire y exceso de ozono.

Zamora no está en situación de emergencia y eso es un dato que prevalece de cara a la elaboración de una estrategia contra el cambio climático. No obstante, existen cifras que se deberían corregir para conseguir un entorno más amable desde el punto medioambiental. Según el último balance de calidad del aire correspondiente al año 2017, la capital superó entre el 15 y el 25 de noviembre de aquel curso los límites legales de contaminación atmosférica por NO2 (dióxido de carbono, procedente de los tubos de escape de los coches) y partículas en suspensión (PM10). Los datos de la estación de Zamora, situada en la calle Villalpando, muestran además cómo se superó durante 63 días los niveles recomendados de ozono troposférico. Las razones esgrimidas para justificar estas altas cotas fueron diferentes episodios de elevadas temperaturas y sequía.

Nuevas propuestas de eficiencia energética

El Ayuntamiento de Zamora ha encontrado en la iluminación pública una de las maneras más rápidas y eficaces para comenzar la lucha contra el cambio climático. Se han diseñado hasta once proyectos de sustitución del antiguo alumbrado más contaminante, más caro y menos eficiente por uno completamente nuevo de iluminación led. Esto se está aplicando en las farolas de los barrios, en los paseos del río Duero, en los parques infantiles, en las pistas polideportivas y en la iluminación ornamental y monumental, como son los casos de los nuevos diseños preparados para los jardines del Castillo o para la fachada de la Casa de las Panaderas. Esta misma semana, la Junta de Gobierno Local ha dado el visto bueno a tres nuevos proyectos de sustitución del alumbrado que se ejecutarán a lo largo del próximo 2020 y se unirán a los que ya han entrado en funcionamiento.

La reforestación para la purificación del aire.

El bosque de Valorio es el pulmón de Zamora, pero con eso no basta. Por eso, desde el Ayuntamiento se ha diseñado un plan de reforestación de parcelas municipales que alcanza las 42 hectáreas. El proyecto incluye la mayor parte de las parcelas rústicas de titularidad municipal, así como las zonas ribereñas del Duero en los Pelambres, Tres Arboles y las Pallas. Una parte importante de la reforestación se llevará a cabo en espacios rústicos próximos a Valorio y se realizará fundamentalmente con especies autóctonas y adecuadas al entorno del bosque, como robles, pinos, retama y arbustivas; mientras que en las zonas ribereñas y más próximas al casco urbano se utilizarán también otras especies como chopos, cedros, arces o cerezos de flor. En total, casi 40.000 ejemplares.

E Renovación de la flota de vehículos municipales.

El citado informe sobre la huella de carbono pone negro sobre blanco que los vehículos municipales son fuente de alta contaminación. Por eso, es obligación afrontar la puesta en marcha un nuevo paradigma de la movilidad urbana que incluirá el incremento de vehículos híbridos para el transporte público; la modernización de la flota para el servicio de recogida de residuos sólidos urbanos; y la adquisición de vehículos no contaminantes para los diferentes servicios municipales. Además, es un anhelo del Ayuntamiento poner en marcha un plan de movilidad eléctrico de la ciudad de Zamora, lo que incluiría de una vez por todas los servicios de alquiler de bicicletas y patinetes no contaminantes para el transporte sostenible por la capital.

Captación y aprovechamiento del agua.

Otra de las patas, la última relacionada con medidas contra el cambio climático, ha sido la modificación de las políticas relacionadas con el uso del agua por parte de los diferentes servicios municipales. Los arreglos de las fuentes y de los sistemas de riego han permitido ser más escrupuloso con la cantidad de agua que se gasta de manera anual. Además, se han introducido novedades como la captación de agua directamente del río Duero para su aprovechamiento en los riegos de zonas como el parque de Olivares, con el consiguiente ahorro a todos los niveles.