Miguel Ángel González San Román, ingeniero informático que ha trabajado en programas de innovación al más alto nivel europeo -ahora director de Infraestructuras, ciudades y productos en una gran empresa-, fue ayer uno de los ponentes en la Cumbre del Clima que se celebra esta semana en Madrid. Hijo de emigrantes zamoranos, González San Román ha hablado durante su conferencia sobre cómo el proceso de digitalización en las empresas puede ayudar a luchar contra el cambio climático.

-" Impulsando un camino hacia un futuro circular y colaborativo" es el título de la conferencia que ha ofrecido en la Cumbre del Clima de Madrid, ¿qué claves ha querido trasladar?

-La charla se ha centrado en los retos medioambientales a los que nos enfrentamos en el ámbito global, la economía circular y también la digitalización como una forma de lograr estos objetivos. Y es que ante la situación que afrontamos, el proceso de digitalización se ha convertido en un pilar fundamental. Nos referimos a muchos aspectos: si hablamos, por ejemplo, de residuos, podemos saber dónde vive la gente, dónde están los contenedores en cada calle, qué se deposita en cada uno o si se están separando y reciclando esos residuos. Esa información nos lleva a conocer si el ciudadano está concienciado con la separación de basura, pero también podremos saber si los mensajes sobre reciclaje están llegando de forma correcta a un determinado perfil de población.

-Así que podemos decir que la digitalización es uno de los factores clave para luchar contra el cambio climático...

-Así es. A partir de la información recogida, podemos llegar a difundir nuestros objetivos con una comunicación más eficaz. Digitalizando la recogida de residuos, se pueden optimizar las rutas que realizan los camiones, identificar en tiempo real cuántos residuos hay en cada depósito y programar su recogida en función de las necesidades. La digitalización lleva, en definitiva, a una mayor eficacia en todos estos procesos gracias a que hay una mayor información disponible.

-Una información que abre un abanico importante de posibilidades en este futuro tan complicado que afrontamos, ¿verdad?

-Lo primero que he abordado durante la charla han sido los retos a los que nos enfrentamos, pero también las importantes oportunidades que se abren, porque en todo este proceso también hay ventajas. La llamada nueva economía verde que se está generando, para una empresa que está orientada al consumidor, supone también que se puedan llegar a posicionar mejor sus productos. En muchos casos, incluso si el consumidor se siente respaldado por los valores de una marca que adquiere, no tendrá tanto en cuenta el precio. También influye a la hora de atraer trabajadores a una empresa. Cuando se ficha a gente más joven para trabajar, el futuro personal no pregunta solo por el salario, sino también por otros factores como la calidad de vida y los valores de la compañía. La gente quiere trabajar en compañías concienciadas y que desprenden un impacto positivo.

-Parece que todos estos nuevos planteamientos suponen un importante reto para las empresas...

-Hay oportunidades para aquellas compañías en el ámbito empresarial que sepan entender el nuevo consumidor y el cambio de mentalidad del ciudadano. Aquellas que se adapten a este cambio van a ser más competitivas. También es importante tener en cuenta la cuestión de los costes, porque usar materias primas secundarias a partir de residuos implica que la empresa sea más competitiva, ya que se reaprovecha la materia. Es cierto que muchas veces no se habla tanto de todas estas cuestiones: ¿cuánto se gasta España en petróleo al año? Alrededor de 50.000 millones. Si estas cifras se trasladan a la creación de energía verde, pueden significar muchos puestos de trabajo en el ámbito local...

-Este proceso de transformación es, en principio, fácil para las grandes empresas, pero ¿qué va a suceder con las compañías más pequeñas?

-Es un reto que también se extiende a los territorios. ¿Cómo hago para que una empresa pequeña o un pueblo se sume a todo este proceso? Ahí aparece el concepto de las plataformas. Estas organizaciones son, básicamente, un modelo con el que se construye una red en la que se comparte el coste de los servicios entre varios. En el mundo de las ciudades inteligentes, cada vez es más difícil llevar a cabo proyectos individuales, ya que las empresas pequeñas no las pueden desarrollar. Lo que se logra, al juntar una infraestructura común, es que se beneficien varios de una inversión compartida y alcanzar así un nivel de acceso a algo muy sofisticado, imposible por sí solos. Si tengo una empresa pequeña y me sumo a una plataforma grande, esto me va a permitir acceder a un mercado mucho más importante. Estas plataformas agregan la oferta y la demanda y dan acceso a productos y también a empresas que tendrían dificultades en vender, debido a su tamaño.

-También se ha referido a la economía circular como método para luchar contra el cambio climático. ¿En qué consiste este concepto?

-La economía circular implica no pensar en un modelo tradicional en el que se fabrica, se usa y se tira. Hablamos de otro concepto, en el que se fabrica, se usa una vez, se alarga su vida útil todo lo que se puede, y cuando no tiene más forma de volverse a usar, vuelve a ser descompuesto en sus componentes físicos originales para ser la materia prima de otras cosas.

-¿Puede explicarnos el principio de "tras tres erres" que tan de moda está?

-Son tres principios básicos. El primer concepto, y fundamental, es "reducir". Cuantas menos cosas se usen, mejor. Ahí es cuando aparecen las economías compartidas, como el "car sharing". Reducir compartiendo cosas es un pilar básico de la economía circular. El futuro implica un cambio en los hábitos de consumidor y en la forma en la que las empresas producen. Una es consecuencia de la otra. El segundo concepto es el de "reusar". Desde hace unos años, ha comenzado una tendencia a reutilizar artículos de segunda mano. El tercer pilar es el "reciclado". Una de las estrategias de la economía circular es entender que las materias primas no son de un solo uso y que hay que consumir lo justo. Y cuando se consuma, hacerlo de una forma que no se tire de los recursos de una forma insostenible. Si hay el doble de seres humanos, no existe el doble de materias primas.

-¿Las empresas están concienciadas con estos cambios o es el consumidor quién está obligando a las compañías a volverse más "verdes"?

-Las empresas se han concienciado porque, en primer lugar, hay una regulación que les obliga a seguir una serie de requisitos. También porque los consumidores están propiciando un cambio debido a sus nuevos hábitos de consumo. Ahora se adquieren marcas sostenibles y se dejan de comprar firmas que no lo son, por lo que las empresas cuidan su imagen. Otro factor, como he explicado antes, es del punto de vista de los propios empleados. Para atraer talento, la nómina no es lo único que fideliza, sino también el impacto social. Una marca no sostenible no atrae a buenos profesionales.