El primer trimestre del programa CulturAlcampus, organizado por todas las escuelas universitarias que conforman el campus zamorano, se cerró con la conferencia "Viudez y soledad", dentro del ciclo Salud para todos, impartida por el profesor de la Escuela de Enfermería Ángel Sanz García y celebrada en el salón de actos del campus.

-¿Por qué siempre se relaciona la viudez con la soledad?

-Si el término soledad, del latín solita, significa carencia de compañía, circunstancia de estar solo o sin compañía, no cabe la menor duda de que el fallecimiento del cónyuge, con el cual se ha convivido durante decenas de años a veces, va sumir a la persona que se queda viuda en una de las soledades más trágicas y dolorosas que podemos encontrar.

-¿Qué medidas hay que tomar para evitar esa soledad?

-Lo primero que hay que hacer, a nivel personal, es aceptar el estado de viudez en que la persona se encuentra, aceptarlo como un hecho natural y entender la necesidad de continuar adelante. Hay que abandonar el sufrimiento solitario y tratar de encontrar alivio en alguna distracción fuera de la esfera doméstica, salir a la calle, visitar a los amigos y familiares, dedicar tiempo a las tareas domésticas, tener algún animal de compañía en casa, plantas... también tenemos la televisión, la radio y, por supuesto, las creencias religiosas que, para muchos creyentes, suponen el principal aliado con que cuentan para hacer frente al sentimiento de soledad.

-¿La familia y los amigos son un apoyo indispensable?

-La familia, empezando por los hijos, debe ser la encargada de atender a las personas mayores que necesiten ayuda, constituyendo la viudez una circunstancia especialmente indicada para ello. El lugar de la familia no debe ser ocupado por ninguna otra institución social. A medida que se va superando la fase de duelo, los hijos van a ser sustituidos progresivamente por las amistades.

-Aun así, ¿hay que respetar el tiempo de duelo, que será más o menos largo dependiendo de cada persona?

-El carácter y la forma de ser de cada persona van a condicionar la duración del tiempo de duelo. A esta duración hay que añadir varios factores, como son la idealización de la figura del cónyuge fallecido, los recuerdos, todas las circunstancias relacionadas con el fallecimiento y, de manera significativa, la sensación de incertidumbre ante el futuro que permanece y forma parte importante de la vida del superviviente.

-¿Cuáles son los principales temores que surgen en una persona cuando enviuda?

-Son miedos que derivan, sobre todo, de la situación de soledad residencial en el que estas personas se encuentran. Entre ellos, debemos destacar en primer lugar el miedo a sufrir un accidente o enfermedad repentina, el miedo extremo a la muerte en soledad y, en los tiempos actuales, el miedo generado por la inseguridad ciudadana.

-¿Se adaptan de manera diferente a la viudedad los hombres que las mujeres?

-Sí, es distinto. La mujer está mucho más preparada para enfrentarse a la viudez. El hombre se encuentra muy limitado, por ejemplo, en la realización de las tareas domésticas, porque su rol masculino se limitaba a ser el sustento económico del hogar, mientras que la mujer asumía las tareas de la casa, para lo cual había sido socializada desde pequeña.

-¿Es recomendable acudir a un especialista para llevar mejor el duelo?

-El duelo es una respuesta natural de las personas ante una pérdida importante, como en este caso, la muerte de la pareja. Se manifiesta de manera muy diferente en cada individuo, incluso dentro de la misma cultura. Existen diversos signos y síntomas que nos pueden indicar que se debe acudir al especialista, como pueden ser incompatibilidad con la vida social y laboral, duración del duelo superior a los tres meses, síntomas prolongados en el tiempo relacionados con el sueño, el apetito o la energía vital, pérdida de la confianza y la autoestima, ideas delirantes o suicidas, y pensamientos recurrentes obsesivos o depresión.