El desarrollo en torno al mundo del vino y la conservación y rehabilitación del patrimonio para mostrarlo al exterior han sido los principales cambios de Toro en estos cuarenta años de ayuntamientos democráticos, una época en la que también se han construido infraestructuras sanitarias, deportivas y culturales y se ha dotado al municipio de más y mejores servicios.

Estas cuatro décadas desde las primeras elecciones municipales democráticas no han pasado en vano para la ciudad de Doña Elvira, donde se han realizado actuaciones de rehabilitación en el casco histórico, principalmente en calles y fachadas, y se ha tomado una mayor conciencia de la riqueza de su patrimonio.

Esa mayor conciencia llegó a su culmen en el año 2016 con la celebración de la exposición "Aqua" de Las Edades del Hombre, que fue visitada por más de 240.000 personas.

Además del cuidado del patrimonio artístico y monumental, Toro ha sabido defender y promocionar en este tiempo sus fiestas más tradicionales, como el Carnaval, que está declarado de Interés Turístico Regional, o la Fiesta de la Vendimia, que se celebra en octubre y que también es de Interés Turístico Regional.

Entre las actuaciones que se han desarrollado y que han cambiado la fisonomía del municipio se encuentran las obras en el Paseo del Espolón y su conexión con el Alcázar, un monumento en el que también se ha intervenido y que hoy es Oficina de Turismo.

Además, se han ejecutado en este tiempo obras de pavimentación y de mejora del alumbrado y de las redes de agua.

Se ha desarrollado también en estas cuatro décadas de democracia local la rehabilitación de la histórica Plaza de Toros, que junto al Teatro Latorre forma un conjunto lúdico de especiales características en la arquitectura popular española. La Plaza de Toros abrió sus puertas después de haber permanecido 25 años cerrada.

Ocho años después de que naciera la democracia a nivel local, también lo hizo la Denominación de Origen Toro, que fue aprobada en 1987. Entonces la DO tenía seis bodegas y hoy son más de 60. La implantación de estas bodegas y de otras industrias del sector alimentario dedicadas a la elaboración de queso o de productos cárnicos también ha marcado el desarrollo de Toro durante estas cuatro décadas.

En este tiempo, esas bodegas y el vino de Toro han llevado el nombre del municipio al exterior, lo que también ha servido para su promoción y proyección turística.

En el subsuelo

Toro tiene en su subsuelo más de 300 bodegas catalogadas. En estos 40 años de ayuntamientos democráticos una de las apuestas del Ayuntamiento de la ciudad del vino ha sido recuperar algunas de ellas a través de proyectos que han contado con la colaboración de otras administraciones. Ahora algunas de esas bodegas históricas pueden visitarse.