Cuatro décadas han pasado desde la constitución de los ayuntamientos democráticos y desde entonces Zamora ha cambiado. Se ha convertido en una ciudad con más servicios, más cómoda para el ciudadano y también con mayor vida cultural y proyección turística.

La ejecución de obras de urbanización en las calles del casco antiguo, su peatonalización y el corte al tráfico también de las calles principales y que están dedicadas al comercio como Santa Clara y San Torcuato han sido algunos de los proyectos que se han llevado a cabo. Se han construido además aparcamientos subterráneos en el centro de la ciudad.

Pero además se han rehabilitado otras zonas como las márgenes del río Duero, donde se han acondicionado las orillas, que son hoy uno de los lugares principales de ocio de los zamoranos.

En este tiempo se ha incidido en la creación de edificios para uso cultural como es el caso del Palacio de La Alhóndiga, que era la antigua Alhóndiga del Pan. Junto a ello se ha apostado por la cultura en el Teatro Principal, que ha sido rehabilitado; y se han mejorado los 22 templos románicos con los que cuenta la ciudad.

La rehabilitación del Castillo, de las aceñas de Olivares y la liberación de la muralla con la que se continúa en la actualidad para despejar la fortificación de edificios son otras de las actuaciones que han impulsado las infraestructuras culturales y han potenciado el turismo en la ciudad.

Ha tenido una gran influencia también la llegada de infraestructuras y servicios públicos a los barrios periféricos y la dotación de la ciudad con jardines, zonas verdes, parques y diferentes pabellones, piscinas e instalaciones deportivas.