Es, si, una enfermedad sumamente limitante, porque provoca una gran deformidad en las manos, literalmente dobla los dedos de los pacientes y cursa con dolor. Sin embargo la artritis reumatoide que padece no es obstáculo para que Berna Corporales pueda practicar su gran pasión, que es la pintura, una afición que tiene desde niño pero que ha sido tras la jubilación cuando la ha retomado más a fondo. Y eso que para entonces ya había contraído la enfermedad que le ha obligado a buscar su propia forma de manejar los pinceles para lograr unas perfectas obras artísticas en el estilo realista al óleo, que es el que más le gusta.

La última exposición de Berna Corporales es muy reciente, una muestra colectiva en la Iglesia de la Encarnación de la Diputación Provincial.

De la mano de Anselmo Esteban, profesor de pintura en la Hermandad Ferroviaria de Zamora, los cuadros de Berna Corporales formaban parte del medio centenar presentado por los alumnos, a los que añadía uno del profesor.

"Me gusta el óleo"

"Soy Berna Corporales Martín, de Peñausende. La artritis me ha deformado las manos; llevo ya bastante tiempo con la enfermedad. Es una artritis severa". La carta de presentación del pintor hace que su obra tenga incluso más valor que el puramente artístico. Es Berna una persona inquieta: "Me gusta la arqueología, la historia y ahora me dedico a la pintura. No puedo coger mucho peso, pero como el pincel pesa poco, me voy apañando".

Y vaya si lo hace. Los cuatro cuadros que presentó en la última exposición avalan que ha logrado perfeccionar la técnica para superar la limitación de la enfermedad: "Presento La Soledad, la despedida del tren, el Cristo de Dalí y las Aceñas. Aquí llevo con Anselmo dos años, pero llevo 20 en el mundo de la pintura". De hecho, es su afición desde siempre. "Empecé a pintar a los 11 años al óleo. Desde los ocho años empecé dibujando. Vi que se me daba bien, me compré acuarela, pero no me gustó y ya empecé con el óleo, a los 11 años. Era entonces un niño y me lo tomaba como un juego". A lo largo de su vida siguió pintando, pero sin un objetivo claro de exponer: "Yo hacía cuadros, pero a lo mejor en soportes como cartón o una tabla y no hacía por conservarlos". Fue con motivo de la jubilación "cuando retomé la actividad más en serio, de lleno. Tengo un montón de cuadros, he hecho alguna exposición, como en el pueblo de mi mujer, en Torrefrades, en mi pueblo expuse una vez, en Peñausende y quiero exponer en más sitios".

La artritis se sobrevino a los 37 años: "Es una enfermedad que no tiene cura. Tomo medicación para los dolores", cuando le aparecen. También está operado de las dos caderas, pero tiene una máxima: "Hay que divertirse'.