Cada verano, al inicio del mes de julio, se repite el ritual. Un autobús aparca en el centro de Zamora y decenas de niños y niñas saharauis se encuentran con quienes serán sus familiares durante los dos meses siguientes. Los que repiten corren hacia rostros conocidos; los nuevos salen algo más despistados, entre la timidez y la confusión. Para todos comienzan ocho semanas de convivencia que generan una unión difícil de romper. La despedida suele llegar entre lágrimas y promesas sobre el reencuentro, un momento esperado que, en muchas ocasiones, tiene que esperar al menos diez meses. Menos para quienes deciden viajar en invierno al lugar donde los pequeños pasan la mayor parte de sus días.

Ese es el plan que han trazado este año ocho zamoranos, que hoy mismo viajan, junto a otros 56 paisanos castellanoleoneses, desde Madrid a Argel, y de allí a los campamentos de Tinduf. Lo harán a pesar de que, tan solo unas horas antes de coger este avión, el Ministerio de Exteriores ha lanzado una recomendación para que los españoles no visiten la zona por "riesgo inminente de atentado yihadista".

"Ir o no ir es una decisión libre", explicó este jueves la presidenta de la Asociación Zamora con el Sáhara, Inés Prieto, que hizo referencia a las palabras de "tranquilidad" pronunciadas por personas como el representante del Frente Polisario en la región, Mohamed Labat, que señaló, en declaraciones a Efe, que "el viaje se mantiene porque no existe ningún riesgo para la seguridad".

Labat expresó su malestar con el Ministerio de Exteriores por una advertencia que "carece de fundamento" y que se argumenta con "la creciente inestabilidad al norte de Mali", a pesar de que esa zona "está muy lejos" de los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf.

El comunicado calmó un poco los ánimos de la expedición, aunque Inés Prieto reconoció el sobresalto inicial: "Las noticias están ahí", apuntó la representante zamorana, que aclaró que "la asociación ni aconseja ni desaconseja el viaje". Lo cierto es que Labat aseveró que "si existiera cualquier duda sobre la seguridad, el Gobierno saharaui sería el primero que lo haría saber", y alertó sobre el daño causado por el mensaje de Exteriores a las acciones de ayuda humanitaria y a la presencia de oenegés en la zona.

En todo caso, la expedición castellanoleonesa no tiene intención de dar marcha atrás ahora. En lo que se refiere a los zamoranos, cuatro de los ocho desplazados a Tinduf vivirá por primera vez una experiencia que consiste, básicamente, en convivir con los niños y niñas y sus familias dentro de su entorno habitual.

La propia Inés Prieto, que no viajará esta vez, pero que sí se ha desplazado a Tinduf en otras ocasiones, comentó que los españoles, generalmente miembros de familias de acogida, conocen cómo es la vida cotidiana de los saharauis. "Hacen lo mismo que hace la familia. Se suelen organizar comidas con mucha gente, se juega al balón con los niños y niñas y se toma conocimiento de los proyectos que tienen allí las asociaciones", enumeró la responsable de Zamora con el Sáhara.

Prieto afirmó además que, en la zona de los campamentos donde se ubican los españoles, la seguridad "siempre es extrema", y destacó la vigilancia del Frente Polisario como garantía de la integridad física de los zamoranos y del resto de la expedición. Al menos, durante los precedentes que ella puede narrar en primera persona.

Según el Frente Polisario, la advertencia de Exteriores no dista mucho de las realizadas en este sentido desde el año 2011, cuando se produjo el secuestro exprés de unos cooperantes. A pesar de ello, fuentes ministeriales insisten en el "peligro" y en la "responsabilidad" que asumen quienes deciden viajar a pesar de todo. Allí, los niños y niñas esperan a sus familias españolas.