La tercera edición del Alteisa Drumfest -celebrado este fin de semana en el Teatro Ramos Carrión- confirmó que se ha consolidado como uno de los encuentros de percusionistas y amantes de la música en general más importantes del país. De hecho, el de Zamora es el único que se celebra en la zona noroeste de España, junto a los otros festivales anuales que tienen lugar en Barcelona o Sevilla. "El tercio norte tenía un vacío hasta hace tres años que nosotros hemos cubierto. La mayoría de los asistentes han venido de Galicia, Asturias, Cantabria o País Vasco", enumeró el director del festival, Juanjo Fernández, quien apuntó que este año se ha recibido visitas incluso de Alemania y Reino Unido.

Y es que el programa del festival aglutinó a grandes figuras de la batería, como Anika Nilles, una de las artistas más importantes del panorama internacional, el baterista de Jamiroquai Derrick Mckenzie, Claus Hessler, uno de los mejores profesores de Europa, Ash Soan, que ha estado en el escenario con artistas como Adele o Yoel Páez, habitual con gente como Café Quijano o Soledad Jiménez.

Todos ellos ofrecieron durante el fin de semana charlas y masterclass para el deleite del público, que tuvo la oportunidad de ver de cerca su destreza con las baquetas.

La principal virtud de un baterista es el tiempo, según Fernández. "Él está en el grupo para mantener el tiempo y que los demás sepan qué ritmo deben llevar. Esa es su gran característica", subrayó el director del festival. Como un auténtico organizador en la sombra, su misión está ahí. "Todas las ovaciones se las lleva el cantante, pero sin el batería, no sabría cuándo entrar, seguir o terminar una canción", afirmó.

Después existen otros aspectos también esenciales como "la pegada, la calidad de sonido o la cantidad de volumen que sepan sacar. Pero lo principal para que un baterista destaque es que tenga su propio sonido, su propia forma de tocar, que se le distinga cuando lo hace", valoró. Cierto es que todos tienen delante bombo, caja y charles, "pero cada uno lo toca de una manera diferente", apostilló.

Como uno de los instrumentos más visuales que existen, el festival se completó con una extensa exposición donde se exhibieron cien cajas, doscientos platos y cerca de cuarenta baterías de distintas casas que patrocinan este evento. Una muestra que no es fácil ver habitualmente. "Las marcas aprovechan para enseñar sus últimas novedades, con distintos materiales, herrajes o parches", explicó Fernández, quien se mostró encantado con que las nuevas generaciones se interesen por este instrumento. "Siempre les llama la atención a los más pequeños por el movimiento de brazos y su sonido y aquí en Zamora se está consiguiendo una nueva escuela de futuros músicos".