Cuando se abrió el expediente para la declaración como Bien de Interés Cultural del antiguo convento de San Francisco de Zamora el 17 de noviembre de 1977, lo que se intentaba proteger era un conjunto de ruinas. En aquel año, Adolfo Suárez ganó las primeras elecciones generales y Ángel Nieto su octavo mundial de motociclismo. Hoy, los dos han fallecido y aquellas ruinas son un ejemplo de rehabilitación del patrimonio que funciona bajo la marca de la Fundación Rei Afonso Henriques. Han pasado 42 años y ese expediente sigue en lista de espera. Al igual que otra docena de monumentos que han visto pasar las décadas sin que les llegue el esperado turno.

La Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León se ha propuesto concluir los expedientes de los 81 Bienes de Interés Cultural iniciados hace décadas y que aún están pendientes de resolución. Principalmente, por "falta de documentación". La provincia de Zamora acumula once en esta lista de espera. La mayoría, desde 1983. Durante este tiempo, nada se ha sabido de su tramitación y ahora Javier Ortega, el responsable del área, quiere terminar de una vez por todas con la montonera de trabajo pendiente. Unas declaraciones que se repartirían por todo el territorio zamorano como sello de protección.

El expediente más antiguo de cuantos figuran en la reserva es el del convento de San Francisco. Incoado en noviembre de 1977, el edificio ha experimentado por el camino una auténtica transformación y ha sido revitalizado por la actividad hispanolusa de la Fundación Rei Afonso Henriques, pero nada de esto ha servido para acelerar la tramitación de la declaración como Bien de Interés Cultural. Un caso similar al de la ampliación del Conjunto Histórico de Zamora, iniciada en septiembre de 1979 y que pretendía incrementar la protección ya adquirida seis años antes dentro de este tipo de catalogación.

El año 1983 fue, sin embargo, el de la eclosión de los Bienes de Interés Cultural en la provincia de Zamora. Se solicitaron decenas; centenares, si el radio se amplía a toda Castilla y León. Y son siete los que aún quedan pendientes de resolver a día de hoy, 36 años después de la incoación del expediente como paso necesario para la posterior tramitación.

El primero de los casos se corresponde con las cisternas romanas del Teso de la Mora, en Molacillos. La propia Junta de Castilla y León rehabilitó los aljibes en el año 2010 con una dotación presupuestaria de 300.000 euros, pero el expediente continúa sobre la mesa de la Consejería sin encontrar solución. Una circunstancia que comparte con las ruinas del Santuario de Nuestra Señora del Valle en Villabrázaro. De ser panteón de los primeros condes de Benavente y convento de los terciarios franciscanos, ha pasado a considerarse "una ruina endeble y exigua", por parte de la propia Junta, que conserva tan solo la iglesia sin cubierta y la torre.

Puebla de Sanabria tampoco ha tenido suerte en lo que a los Bienes de Interés Cultural se refiere. En aquel año 1983 se abrieron los expedientes correspondientes a la iglesia de Santa María del Azogue, el edificio del Ayuntamiento y el Castillo de los Condes de Benavente. Este último se encuentra ciertamente en un limbo, puesto que goza de una declaración de protección de 1949 que hubo de reconocerse en virtud de la Ley del Patrimonio Histórico Español de 1985, pero según la Junta de Castilla y León continúa pendiente de resolución en compañía de los otros dos elementos que conforman el conjunto histórico de la Villa. Que, este sí, está declarado BIC desde el año 1994.

Dos torres de iglesia son las siguientes en aparecer en la lista de espera desde 1983. Se trata de las que se encuentran en la iglesia de San Nicolás de Castroverde de Campos y en el templo de Santo Tomás de Villanueva del Campo. La primera de ellas ha sido ya rehabilitada con todo el conjunto para su utilización por parte del municipio. Se trata de una torre de estilo tardogótico y de gran valor patrimonial, según su propia ficha. En cuanto a la segunda, el expediente aboga por conservar solo la torre dadas las "numerosas restauraciones y añadidos poco cuidados" del resto del conjunto.

Cuatro años después de todo aquello se inició el expediente para la declaración como Bien de Interés Cultural del conjunto histórico de Villardeciervos, en virtud de su situación privilegiada en materia paisajística y la documentación arqueológica de la que goza la Villa. Y en el año 2001 se incoó el último de los documentos pendientes para proteger la Calzada de la Plata como eje vertebrador de la península de sur a norte desde la época romana. Ambos siguen esperando una llamada.

La suerte de todos estos monumentos citados es que se han mantenido en pie por más larga que ha sido la demora. Algo que no pueden decir, por ejemplo, la desaparecida iglesia de Santo Tomás de Castrogonzalo o el antiguo y derribado convento de Santa Clara en Benavente. Ambos edificios pidieron protección en 1981 y 1982 respectivamente. Sus expedientes siguen abiertos, pero ellos ya no existen. Y una decena de edificios históricos de la provincia no quieren correr la misma suerte.