Es quizá una de las voces más reconocidas de la escena española. Con solo oírle hablar, interpretar, uno sabe que está ante José Sacristán. Lleva casi cincuenta años dedicado al cine, al teatro y a la televisión. Una larga e intensa carrera que le ahora la permite escoger los personajes que quiere interpretar. Mañana actúa de nuevo en el Teatro Principal, donde se pondrá una vez más en la piel de Nicolás, protagonista de "Señora de rojo sobre fondo gris", de Miguel Delibes.

-¿Cómo se enfrenta un actor a un personaje como Nicolás, que es de alguna forma el "alter ego" de Miguel Delibes?

-En realidad no es su "alter ego", sino el propio Delibes... Como actor, me enfrento a este personaje como a cualquier otro, pero con un valor añadido, que es mi condición de amigo de Miguel Delibes. Hay una dimensión de mi trabajo que no sé si el espectador percibe o no, pero que yo sí que lo siento, y que es estar rindiendo a la vez un homenaje a alguien a quien tuve el privilegio de conocer y con el tuve también la ocasión de hablar mucho sobre temas como la muerte, las ausencias, el amor o el dolor. Temas, que, por otra parte, tanto abundan en la obra del propio Miguel Delibes. Para mí, la representación de "Mujer de rojo sobre fondo gris" tiene un doble valor; la satisfacción de llevar a las tablas un personaje bellísimo y maravilloso, y, por otro lado, en un ámbito más personal, el hecho de rendirle homenaje a un amigo.

-Su personaje hace un balance sobre su vida, sobre algunos de los momentos más importantes que ha vivido. ¿Es quizá algo que todos deberíamos hacer en algún momento?

-¡Qué San Roque me libre de dar consejos de esta naturaleza! (risas). En el caso de "Señora de rojo..." lo que existe es una reflexión sobre la memoria del amor. Se habla de cómo en ocasiones, mientras uno recuerda al ser amado, ese ser amado nunca desaparece. Aunque siempre sea desde el dolor. No me atrevo a hacer ningún tipo de apreciación sobre este tema. Tampoco Miguel habría querido mandar este tipo de mensaje o de moralina. Allá cada uno...

-La obra, entonces, es más bien una declaración de amor de Miguel Delibes a su esposa...

-Total y absolutamente. Desde el dolor inmenso de la pérdida, es una total y absoluta declaración de amor... La muerte de su esposa fue devastadora para el escritor. Primero, porque su mujer falleció cuando tenía tan solo 48 años, y luego porque, como él mismo decía, ella era el complemento perfecto en su vida. Delibes, de hecho, lo manifestó así públicamente muchas veces y llegó a decir que al perder a su mujer había perdido lo mejor de sí mismo, una parte fundamental de su vida.

-Llevaba años intentado llevar al teatro "Señora de rojo...". ¿Cómo logró finalmente ponerla sobre las tablas?

-En un principio Miguel Delibes se negó a ceder los derechos, ni para cine, ni televisión, ni para el teatro. A mí me dijo incluso que prefería que nadie le pusiera cara a este protagonista, ya que ni siquiera él se la había puesto. Un personaje de ficción que se llama Nicolás y que es pintor, aunque todo el mundo sabe que era él. Años después, consintió que hiciese una lectura dramatizada en Valladolid. Ahí me quedé con las ganas, y logré convencer a mi amigo José Samano (uno de los que ha realizado la adaptación de la obra), y que ha fallecido hace poco tiempo, para poner el proyecto en marcha. Afortunadamente, contamos con la aprobación de los hijos y luego con su aplauso. Ha sido un trámite que felizmente está siendo todo un acontecimiento.

-A pesar de los años que lleva actuando, esta es la primera vez que se enfrenta a un monólogo. ¿Ha de preparar un actor de otra manera una obra así?

-Da igual que estés solo o no en el escenario. Hay un personaje al que hay que crear y una peripecia dramática que resolver... En general, la dificultad, estés solo o muy acompañado, es el texto. Da igual que tengas que dar vida a un personaje estúpido en una historia estúpida...

-¿Son representaciones como esta por las que merece la pena ser actor?

-Sin duda. Incluso aunque no hubiese conocido a Miguel, es un privilegio acercase al universo de Delibes. Un privilegio, no solamente por su universo literario, sino porque l obra es una mirada del autor sobre la realidad que nos rodea, una mirada moral y ética...

-Se dice que esta obra, que seguirá de gira por otras ciudades españolas durante buena parte del año que viene, es de alguna forma su despedida de los escenarios. ¿Es cierto?

-Posiblemente. No lo puedo asegurar porque ya he cumplido unos cuantos años, pero va a ser muy difícil que encuentre un texto que tenga los valores que tiene, no solo dramáticos, sino personales... No puedo asegurar nada. Dejémoslo abierto...

-Y eso que ahora está en posición de escoger lo que quiere hacer...

-Hace ya tiempo que puedo elegir, afortunadamente...

-¿Tiene ganas de volver a Zamora?

-Estoy deseando volver a Zamora porque me encanta la ciudad y estoy muy agradecido con el público que acude a cada representación.