El director de la Filmoteca Española, Josetxo Cerdán, ha participado en la tercera edición del festival Etnovideográfica, desarrollada desde el pasado viernes en el Museo Etnográfico de Castilla y León y que hoy concluye con la entrega de premios en una gala en el Teatro Principal.

-El documental "Diario del exilio", impulsado por Filmoteca Española, un filme que reconstruye el mapa del exilio español a ambos lados del Atlántico, ha sido uno de los trabajos proyectados dentro de la sección de documentales invitados de la tercera edición del Festival Etnovideográfica que organiza el Museo Etnográfico de Castilla y León.

-Es un proyecto del equipo actual que capitaneo. Cuando llegué a Filmoteca, en septiembre del año pasado, se estaban organizando una serie de eventos desde el Gobierno para conmemorar los 40 años del referéndum de la Constitución. Además de unas mesas redondas planificadas, la directora general del Instituto de Cine, Beatriz Navas, me propuso hacer algo con películas domésticas de finales de los 70. Contactamos con dos investigadores, Elena Oroz i Xose Prieto, que bucearon en los archivos e hicieron un trabajo maravilloso gracias también a la colaboración de las filmotecas del Estado que podían participar, pues no todas tienen filmes familiares. Como el resultado fue muy satisfactorio y nos servía para reivindicar los archivos familiares, ya que cuando se habla de Filmoteca se piensa solo en cine industrial y el archivo fílmico nacional es mucho más que eso. En nuestra apuesta por esa parte del archivo, en el encuentro anual de las filmotecas del pasado año planteé institucionalizarlo y tirar nosotros del carro para realizar trabajos de este tipo. Como este año se cumplían 80 años del final de la Guerra Civil y el comienzo del exilio de medio millón de personas entre el 1936 y el 1939 con destinos muy diversos, pensamos en abordar esta temática.

-El proyecto ha implicado a más instituciones nacionales e internacionales.

-Nos parecía que el proyecto podía ser una oportunidad para recuperar materiales que no estuvieran en España y poder tenerlos a través de duplicados. Contactamos con Irene Gutiérrez y con el investigador mexicano Julián Etienne y comenzamos a sondear. Tuvimos suerte a medias en los archivos de fuera. Nos fue muy bien en México, aunque fracasamos en Francia y Argentina. Conseguimos cuatro archivos a través de la Cineteca de México y colaboran las filmotecas españolas que tenían materiales. Irene Gutiérrez se ha encargado de la parte creativa con el montador, Cristóbal Fernández, quien también ha hecho la música que es importante en la película.

- Y ¿cómo se articula?

-Se construye a partir de elementos ambientales. Existe una pequeña narración. En Filmoteca Española tenemos cuatro horas de materiales familiares de La Pasionaria, que hemos digitalizado, y a partir de la figura de Dolores Ibárriru, que actúa de hilo narrativo, aparecen muchos personajes conocidos, como Carrillo, Fidel Castro o Joan Báez, y otros totalmente anónimos. El juego de ir y venir y el dar visibilidad a la vida personal de personajes conocido es muy interesante. Se puede ver en una escena hermosísima a La Pasionaria jugando con sus nietos o bien a Carrillo tirándose por la nieve con un trineo.

-¿Por qué seleccionaron solo los materiales familiares?

-Porque dan otra visión de la historia. Además de reivindicar el archivo familiar y ser un trabajo colaborativo entre todas las filmotecas del Estado era interesante contar la historia desde abajo, desde la gente que filman lo cotidiano, aunque sean personas conocidas. Queríamos dar visibilidad a la historia desde abajo, a la historia social, la historia de la propia gente de ahí que el trabajo tenga cabida en Etnovideográfica.

-Desde la institución que preside ¿seguirán rescatando esas filmaciones familiares?

-Mi idea es seguir. Ya tenemos dos piezas, dos compilaciones de materiales porque no son documentales. Son trabajos que apelan al espectador. Es muy hermoso ver esas imágenes que apelan a otro momento. Mi planteamiento pasa por, en un tiempo, contar con seis o siete piezas recopilatorias más.

-Este tipo de materiales ¿están infravalorados?

-Depende de para quien. Históricamente han sido infravalorados y nadie les ha dado importancia. Ahora que incluso ya es complicado encontrar dónde reproducirlos, nos damos cuenta del valor que tienen. Incluso en este último trabajo se ha incorporado la red de cine doméstico, particulares que han comenzado a preocuparse por estos materiales. Filmoteca Española no ha sido nunca activa con estos materiales, pero la de Extremadura, la de Valencia o la de Andalucía se han preocupado desde hace años y hasta han realizado campañas para recopilar más materiales.

-¿Son donaciones de particulares?

-Son depósitos que apelan a cuestiones familiares, por lo que la mayoría de las veces te dicen que no pueden utilizarse sin su consentimiento, por lo que cada vez que los empleamos tenemos que contactar con ellos y que nos autoricen su reproducción con uso exclusivamente cultural. Tras las proyecciones de estos trabajos el público pregunta sobre cómo se efectúan las entregas, pero no ha cristalizado en elevadas cesiones.

-Lleva algo más de un año al frente de Filmoteca Española. ¿Qué cambios se han producido?

-Cambios lentos por la inestabilidad que tenemos. Filmoteca parte de una situación de desventaja respecto a otras instituciones a las que tenía que de ser pareja como Biblioteca Nacional o el Museo del Prado. Históricamente los "filmotequeros" han venido reivindicando la necesidad de que fuera un órgano autónomo. Mi diagnóstico es distinto. Para mí el problema de Filmoteca tiene una base legal anterior. El patrimonio cinematográfico no está contemplado dentro de la Ley de Patrimonio Histórico Español, del año 1985. Entonces nadie lo pensaba, pero desde entonces ha pasado mucho tiempo y ya es hora de que esa ley se revise para que el patrimonio audiovisual sea reconocido en la norma. Ya hemos hablado el asunto con Bellas Artes y es algo en lo que estamos de acuerdo todas las partes implicadas en el actual equipo del Ministerio de Cultura. De hecho, ya existe un borrador de esa ley y si logramos un Gobierno estable y hay una continuidad en el Ministerio espero que se apruebe antes de finales de 2020. Será el gran punto de partida. El eje sobre el que se tiene que construir lo que venga después.

-Vivimos en una cultura audiovisual ¿para cuándo un museo de la imagen en movimiento?

-Tenemos 17 museos nacionales más los dos grandes, El Prado y el Reina Sofía, y en el siglo XXI no hay ningún centrado en la imagen en movimiento. Durante distintos períodos ha existido el proyecto de crear uno dependiente de Filmoteca Española, incluso alguno de ellos estuvo a punto de realizarse. Nosotros no creemos que deba de haber un museo de filmoteca. Nos gustaría dar un salto conceptual del museo de la filmoteca para ir a algo más grande, que fuese el museo de la imagen en movimiento porque Filmoteca Española, que atesora 30.000 piezas de cine, tiene que mirar al pasado y al futuro.

-¿Qué tendría que tener ese centro?

-Desde los juegos ópticos del siglo XIX que te encuentras en todos los museos del cine hasta todas las nuevas fórmulas. La historia de la imagen en movimiento pivota sobre el cine, pues sin él no se puede entender lo que ha venido después. Antes de que esto Filmoteca tiene que resolver sus problemas graves.

-Concrétenos.

-Tenemos necesidad de ponernos al día en la digitalización de los fondos. Filmoteca en los últimos 30 años ha tenido muy pocas incorporaciones de personal y ya se han producido jubilaciones. Es una situación que viene de tiempo por la cuestión de no ser patrimonio. Los distintos ministerios no le han hecho mucho caso y han dejado languidecer a la institución. Nos hemos encontrado una Filmoteca Española que era como un enfermo terminal al que tienes que empezar a alimentar poco a poco para darle fuerza. Estamos trabajando con un equipo de profesionales que, pese a lo mal que han estado las cosas, han preservado en su trabajo y a los que les debemos tener un fondo cinematográfico como el que tenemos. Ahora estamos entreverando la veteranía con profesionales nuevos para crear un equipo de trabajo.

-Usted ha organizado tiempo atrás varios festivales. ¿Cuál es la radiografía que realiza de los existentes en España?

-Se está produciendo una mimetización de unos con otros. Se está produciendo una indiferenciación muy seria. Todos compiten por las mismas películas, todos van a los mismos caladeros a buscarlas y llegar a Zamora y ver el programa de Etnovideográfica, que es único en su género en España, es oxígeno. Hace diez años los grandes festivales eran sanamente diferentes y en los últimos años que, ha coincidido con el relevo generacional en sus responsables, nos encontramos con que la gente que ha accedido tiene excesivamente la misma cinefilia, lo que produce una falta de heterogeneidad que nos es buena frente a Etnovideográfica que ha apostado por una variedad de temáticas en los trabajos exhibidos.