Un cúmulo de errores a lo largo de las décadas ha derivado en una reclamación de un particular hacia el Ayuntamiento de Zamora en la que se cuestiona la titularidad de una sepultura en el cementerio de San Atilano y la ubicación de tres cuerpos que debían estar en este enterramiento, pero que no aparecieron en el momento de inhumar allí a una cuarta persona.

El afectado insiste en que no ha recibido el trato correcto por parte de la administración, aunque desde el Consistorio han aportado todas las respuestas certificadas que el reclamante nunca recogió. El asunto ha llegado a manos del Procurador del Común y las explicaciones que han ofrecido desde el camposanto es que, dado que no existen registros de exhumación y la citada sepultura es de tierra, lo más probable es que los cuerpos se encuentren varios metros por debajo de la excavación que se realizó para este último enterramiento.

Los hechos se remontan al mes de abril de 2017, cuando tuvo lugar el entierro de una familiar del reclamante. Allí, tanto el afectado como el resto de allegados de la fallecida "comprobaron que la sepultura estaba vacía", cuando en dicha unidad "debía haber, al menos, tres personas enterradas antes de esta última inhumación". Según el relato de los afectados, nadie de la familia había autorizado ni una exhumación, ni una reducción de restos, ni nada similar. Además, en el momento del entierro se requirió por parte de los funcionarios la documentación relativa a los derechos funerarios porque "no constaba en los registros municipales". Y, por si fuera poco, el Ayuntamiento de Zamora "no reconoció la titularidad concesional", lo que supuso desconocer en ese momento la auténtica propiedad de la sepultura.

El relato del Consistorio es diferente. Según los documentos aportados para la resolución de este conflicto, el Negociado del Cementerio de San Atilano se puso en contacto "hasta en tres ocasiones" con el reclamante para tratar de aportarle la información acerca de la titularidad de la sepultura, pero todas las veces, "las tres cartas y los tres acuses de recibo fueron devueltos, demostrando que ninguna de ellas fue recogida". Los encargados del camposanto insisten, además, en que "no existe documentación ni dato alguno que indique que se ha producido un traslado de restos o exhumación", ni en la aplicación informática ni en los libros antiguos. El caos fue tal que, incluso, el reclamante aseguró haber hablado con la funcionaria encargada un Viernes Santo, mientras que ella alega que los días festivos el servicio está cerrado.

Finalmente, un informe del encargado de San Atilano revela que, lo más probable, es que los tres cuerpos sí estén en el mismo lugar. "Se trata de una sepultura de tierra, por lo que no tiene nichos construidos; y los restos que debían estar en la sepultura cuando se hizo el último enterramiento, deben encontrarse enterrados bajo la tierra y por ello no se llegó a ellos cuando se hizo la última inhumación", dicta el documento. Respecto a la titularidad, finalmente, se pudo comprobar que correspondía desde el año 1957 a dos hermanas ya fallecidas, por lo que se ha dado cuenta al reclamante sobre la manera de proceder para cambiar la propiedad.