Los miembros del Aula de Folklore La Morana han aceptado la invitación de este diario para poner en común recuerdos entroncados con las costumbres de Todos los Santos en cualquier rincón de la provincia. La selección de textos que se muestra a continuación son fiel reflejo de todas aquellas tradiciones que, con la despoblación, van quedándose en el olvido.

Muchas de estas reminiscencias recogen ritos como el de "encordar las campanas", el toque de difunto que sobrecogía a los vecinos de muchos de los pueblos cuando llegaba la festividad de Todos los Santos. También recogen el diverso ritual que padres y abuelos habían heredado: encender velas y faroles para guiar las almas fuera del Purgatorio y ayudarlos a encontrar el camino hacia el cielo, lejos del infierno.

Como en cualquier otra tradición, la gastronomía está muy presente en estos días. En los pueblos era costumbre asar castañas, comer churros o pan con miel. Alimentos propios de las fechas y que, al tiempo, proporcionaban la energía suficiente como para hacer frente al frío. Aún así, muchos de los miembros de La Morana que han participado en la propuesta recuerdan -bien por sí mismos o por sus familiares- que Todos los Santos y el Día de Difuntos eran jornadas de reflexión y de recuerdo, pero también de miedo a lo desconocido.