Las piedras de Zamora cuentan muchas historias. Algunas, con el paso de los años se han ido perdiendo en la memoria. Y más si se trata de mujeres. Mujeres cuyo recuerdo se desvanece ensombrecidas por la figura masculina que dominaba la Historia.

Para que ese pasado no quede en el olvido, y tampoco esa lucha, el Movimiento Feminista Trece Rosas ideó con motivo del 78 Encuentro Regional Feminista una ruta guiada por algunos de los monumentos y lugares emblemáticos que nos cuentan la historia de Zamora en femenino en colaboración con el Foro por la Memoria y Eduardo Martín, quien impartió la visita.

"La topografía urbana nos proporcionaba la opción de recorrer varios espacios de reclusión femenina", cuenta Eduardo Martín. Entre ellos, el convento de las Adoratrices o la Casita de Nazaret, lugares donde muchas mujeres eran recluidas, un ejemplo "del programa nacionalcatólico sobre la mujer".

Sector artesanal

La ruta recuerda también las primeras actividades laborales de las mujeres en la ciudad. "Aprovechando el barrio de Olivares, donde había un sector artesanal muy fuerte de la alfarería, y donde la mujer tuvo un papel fundamental sobre todo en el venta y atención al público, hicimos un repaso por los sectores en los que las mujeres habían trabajado. Sin embargo, al no ser una ciudad industrial, tampoco había una organización obrera de las mujeres como hubo, por ejemplo, en Benavente". La falta de industria no impidió que las mujeres trabajasen siempre. "Esta domesticidad de la mujer es una imagen que se ha creado y que se ha proyectado retrospectivamente porque siempre han trabajado fuera de casa", cuenta Eduardo Martín.

Y no solo en casa. Muchas, casi olvidadas por la historia, fueron candidatas en las elecciones como Eleonor Martínez Robles, del Partido Comunista o Isabel Oyarzábal, del Partido Socialista. También Engracia del Río, "que tiene un protagonismo en el Partido Comunista y en el movimiento estudiantil de Zamora en los años 30".

"También recordamos a otras mujeres que estuvieron ocultas tras la figura de un hombre. Es el caso de la compañera de Baltasar lobo, Mercedes Comaposada, líder de la organización mujeres libres, una asociación anarquista" o de las hermanas del escultor, Carmen y Visitación, que formaron parte de la organización de mujeres antifascista, que se quedaron en España mientras el escultor estuvo en el exilio".

Relatos poco conocidos donde la mujer queda tapada de alguna forma por la historia masculina y que hoy en día, poco a poco, y gracias a iniciativas como esta, salen del olvido.