Los empleados públicos de la Junta de Castilla y León se concentraron ayer a las puertas de la delegación en Zamora para iniciar un paro de dos horas y media como medida de protesta por el incumplimiento del convenio por el que la administración regional se comprometía a que los funcionarios regresaran a la jornada de 35 horas. Medio centenar de trabajadores, en representación de los cerca de 8.000 afectados en Zamora, salió a la calle e incluso cortó el tráfico durante unos minutos en la zona de La Marina.

Junto a ellos estaban representantes de los principales sindicatos -Comisiones Obreras, UGT y CSIF-, quienes tacharon de "burla" la actitud del gobierno regional al no cumplir con el acuerdo alcanzado.

"Es un incumplimiento fragrante. Antes se conformaban con incumplir las promesas electorales y ahora ya se atreven a incumplir los compromisos firmados. Romper un contrato así con los trabajadores públicos es lo más bajo que se puede caer", criticó el representante de UGT, Francisco Estravís.

Sobre la reunión que se celebrará este lunes con representantes del gobierno regional, Estravís apuntó a que los representantes políticos están "tensando la cuerda", por lo que indicó que desde los sindicatos están "dispuestos a negociar hasta el último segundo. Siempre estaremos abiertos a un acuerdo, pero que no suponga una vergüenza para los empleados públicos".

Desde Comisiones Obreras, Manoli Marqués pidió que el gobierno de Fernández Mañueco "sea tan eficiente como lo han demostrado ser los funcionarios durante muchos años" y negó que los trabajadores públicos sean enemigos del gobierno. "Eso es como decir que lo son los ciudadanos, que son en los que derivan finalmente los servicios", relacionó.

Por su parte, Rosa María Herrero, representante de CSIF, remarcó que lo que buscan en la próxima reunión entre gobierno y sindicatos "se cumpla el contrato que ya tenemos firmado. Estamos dispuestos a ir el día 6 a la huelga y continuar con todas las medidas de presión que sean necesarias", subrayó.