El profesor de la Universidad de Salamanca y veterinario, Carlos Palacios Riocerezo, ofrece esta tarde una conferencia en La Alhóndiga a las 20.00 horas en la que hablará sobre seguridad alimentaria. Una charla, organizada dentro de las IX Jornadas de Consumo Ecológico y Responsable organizada por Naturalia, en la que desvelará, en clave didáctica, de los entresijos de las etiquetas alimentarias y descubrirá qué comemos en realidad cada día.

-¿De qué hablará en la conferencia que imparte esta tarde en La Alhóndiga?

-Intentaré transmitir conceptos muy básicos. Hablaremos de cuál es el proceso de una empresa alimentaria y los controles a los que está sometida, así como los mecanismos de la administración para asegurar que estos procesos se cumplen. En la segunda parte de la conferencia explicaré cuál es el proceso y cuáles son estos seguimientos, además de los controles. Después comentaré lo que nos aporta las etiquetas de los alimentos desde el punto de vista de la seguridad y de la calidad.

-¿ Se puede decir que los alimentos que comemos son seguros?

-Totalmente. La comida que comemos y que pasa por los controles, ya sea tecnológica o artesanal, se encuentra bajo un sistema muy estricto que garantiza que no vamos a enfermar. Pueden cometerse errores, algunos voluntarios como el que ha sucedido con el caso de las intoxicaciones por la listera, pero el único responsable aquí es la empresa que lo elabora, no la administración.

-¿Esto significa que los mecanismos de seguridad de las administraciones funcionan correctamente?

-Efectivamente. Hay alertas sanitarias constantemente, lo que quiere decir que estos mecanismos funcionan.

-La pregunta que el consumidor se hace es: ¿Realmente sabemos lo que estamos comiendo?

-Esa es la otra pata de la cuestión. Para saber lo que comemos hay que ver las etiquetas y entenderlas. Viene mucha información, cada vez más, pero el consumidor cada vez está más perdido. Qué si es ecológico, IGO, Denominación de Origen... ¿Me están diciendo que es un producto que se ha producido cerca? , ¿qué es seguro? Es cierto que un error en una factoría que produce tres mil frascos al minuto afecta a más personas que otro que se produce en una factoría que produce cinco tarros. Las consecuencias no son iguales.

-Ahora los productos ecológicos parece que están más de moda. ¿Pero son realmente seguros?

-Desde el punto de vista de la seguridad, no lo son. Son igual de seguros que el resto de alimentos. ¿Qué tienen los productos ecológicos de diferente? Que además de no tener ninguna patología, como los otros, tampoco tienen ningún añadido en todo su proceso. Sabemos que, en todo su proceso, desde que sale de la tierra, hasta que está en un frasco, no tiene ningún químico añadido, aunque sí que hay aditivos, pero son todos de origen natural. La frescura se la puedes exigir a un huevo, por ejemplo. Es más fresco uno ecológico que uno convencional, pero no en un brick de leche de avena que viene de Alemania, pues no...

-En los últimos años han aumentado el número de alergias e intolerancias a la alimentación. ¿Tiene que ver esto con los alimentos que estamos comiendo?

-Realmente no lo sabemos. No hay todavía pruebas. Entendemos que hay una relación directa entre la tecnificación de la producción alimentaria y la obsesiva inocuidad del producto que hace que matemos la bacterias, lo que implica que la leche que lleva meses en el frigorífico no se estropea. Esos procesos provocan que, al quitarle los productos naturales, que son los que tiene forma de natural, tengamos que añadir colorantes o conservantes que por ahora sabemos que no hace nada malo. Y cuánto más tecnología se tiene que añadir, más productos para mantenerlo con color y olor... peor. Hay quien dice que el mundo occidental morirá de tanta seguridad.

-¿Existen diferencias de seguridad entre los alimentos que consumen las personas con mayor capacidad adquisitiva y los que no pueden gastarse tanto en alimentación?

-Las personas que tienen más posibilidades económicas pueden comprarse productos más caros, más sanos o de mayor calidad. La leche, por ejemplo, tiene distintos precios. Algunas no son leche, sino que se trata de sueros. No son malas para la salud, pero son de peor calidad. Lo importante es tener claro lo que se está comprando.