El tamaño del distrito o circunscripción electoral condiciona el acceso de los partidos a los escaños. En el caso de Zamora, el hecho de que tan solo se repartan tres diputados nacionales perjudica a las formaciones minoritarias, que necesitan un alto porcentaje de apoyos para obtener representación. De hecho, ningún grupo ha logrado acceder al Congreso por la provincia con un porcentaje de sufragios inferior al 16,96% de Ciudadanos el 28 de abril.

El éxito de la formación naranja se debió a un conjunto de factores difíciles de poner de nuevo en común. Lo habitual en este tipo de circunscripciones pequeñas en España es que el Partido Popular y el PSOE acumulen los votos suficientes para repartirse el botín, provocando que los partidos pequeños vean cómo sus apoyos caen en saco roto.

La tendencia comenzó a cambiar con la irrupción de Podemos y de Ciudadanos, que en el 2015 y en el 2016 empezaron a poner en riesgo este dominio sin fisuras. En abril, la subida de la formación naranja por encima del 15% de los sufragios en muchas provincias y la ausencia de un gran resultado del PP o del PSOE disparó su éxito en estos territorios. Regresar a ese escenario es su esperanza para repetir la jugada.