Nacido en Valladolid en 1966, José Carlos Vilorio es no solo secretario técnico de la Sociedad Española de Criminología y Cienciencias Forenses, sino también subdirector del Centro Superior de Estudios Criminológicos. Atesora además una amplia trayectoria profesional dentro de la Guardia Civil y en el ámbito académico.

-¿Qué novedades aporta el VI Seminario Internacional de Criminología y Ciencias Forenses que acogerá el próximo mes Valladolid?

-La criminología práctica, es decir mayor espacio para la realización de talleres que muestren cuestiones criminológicas que no acostumbran a ver a veces ni los profesionales. Por ejemplo, hay un taller en el que se realizará una autopsia judicial a un cadáver, otro sobre la detección de la mentira, e incluso otro sobre las búsquedas auxiliados por perros. Por supuesto habrá tambien conferenciadas con personalidades de mucho prestigio.

-La violencia de género, ¿hay que estudiarla más desde una perspectiva criminal que como un fenómeno sociológico?

-Es un fenómeno que no solo afecta a la mitad de la población, que son mujeres, sino que no tiene un perfil definido sobre el agresor. Por supuesto es cierto que hay que cambiar actitudes en muchos hombres y eso llevará tiempo. No lo estamos haciendo bien. Y lo digo porque se están produciendo agresiones a mujeres por menores de edad. Eso en cuanto al aspecto social. Y en el ámbito policial tampoco se ha conseguido erradicar el problema. Las estadísticas indican que el número de detenidos es muy alto pero no tanto comparado con los que luego quedan libres y sin cargos. Con lo cual algo falla. O no eran los autores o no hemos sabido encontrar pruebas contra ellos. Tampoco hay que criminalizar al hombre por el hecho de ser hombre, pero ese es otro debate.

-En el mundo rural, ¿la mujer sufre una doble victimización cuando se producen este tipo de agresiones?

-Muchos de los pueblos de Castilla y León pertenecen a la llamada España vaciada, incluso con menos de cien habitantes. Cuando una mujer es víctima de violencia de género se enfrenta a un doble problema. Primero al esfuerzo que supone la denuncia, pero a mayores en esos núcleos pequeños todo el mundo se conoce, e incluso la mitad del pueblo es familia del marido y la otra de la víctima. Con lo cual se encuentra con una presión añadida. La victimización secundaria e incluso terciaria se hace más patente.

-¿Qué diferencias existen entre los delitos que se cometen en el ámbito rural respecto al urbano? ¿Han quedado ya en un mito los crímenes de la España profunda?

-Los delitos cometidos en ambos ámbitos son diferentes porque también es diferente el producto objeto del delito. La España profunda de la que se habla hoy en día no es tal. La tecnología ha acortado esas distancias que antes parecían casi insalvables. Puede haber kilómetros de por medio respecto a la capital de cada provincia, pero eso ahora mismo no es distancia en coche o en trasporte público. Aquella España de Las Hurdes o del crimen de Puerto Urraco ya no existe. No digo que no se puedan producir, pero cada vez son menos. En un pueblo no van a robar diamantes porque no los hay, pero sí los burros o los cultivos. Las piezas importantes de las ermitas se han llevado a los museos diocesanos porque sufrían muchos robos de piezas de muchísimo valor.

-¿Hasta qué punto las series de televisión y el cine distorsionan el trabajo de los criminólogos de cara al ciudadano medio?

-Cuando una persona va a levantar un cadáver desde luego no lo hace con zapatos de Armani como se ha visto a veces en televisión. Y claro, no siempre se puede extraer ADN o huellas. El ciudadano medio lo que quiere es que se capture a quien le ha robado, pero no todo es tan sencillo como en una serie, donde los CSI consiguen todo a la primera, ni se pueden emplear los mismos medios en un delito que en otro.

-¿El ciberdelito es ya la nueva delincuencia?

-El ciberdelito lleva diez años con nosotros. Con la aparición de Internet el marco de posibles víctimas se extiende al mundo entero. Lo que antes era el timo del tocomocho ahora se ve exponenciado en Internet con timos similares. Es la nueva delincuencia y en la que hacen falta no solo profesionales y especialistas, sino también una legislación apropiada. Hoy el delincuente detrás de un ordenador puede estar en Corea del Norte y delinquir en España

-La mujer, desde un punto de vista biológico, emocional y cultural, ¿está menos predispuesta a asesinar que el hombre?

-Históricamente el veneno se consideraba un arma letal empleada con frecuencia por mujeres para cometer crímenes. En la actualidad cada vez hay menos diferencias en la violencia que se pueda emplear. La mujer asesina, aunque el porcentaje está en siete hombres cada tres mujeres, con mayor sangre fría y de forma más calculadora que antes. Sube ese índice de mujeres que delinquen. Yo creo que los hombres asesinan más que las mujeres, la forma de hacerlo es diferente, pero la mujer lo hace cada vez más y eso es una tendencia.