La Fundación Conchita Regojo celebra esta tarde (17.00 horas, Colegio Universitario) el 25 aniversario de su creación oficial y el acto de entrega de los galardones del I Premio del Certamen de Relatos. Alejandra Regojo, sobrina del mecenas Antonio Regojo, ostenta la presidencia de la Fundación.

-¿En qué va a consistir el acto de esta tarde?

-Con motivo de los 25 años de la Fundación Conchita Regojo vamos a celebrarlo por todo lo alto y el acto va a consistir en unas palabras mías, la proyección del un vídeo, y el reconocimiento a personas que han tenido relación con don Antonino Regojo en la creación de la Fundación y los inicios de la residencia Conchita Regojo, como sor Javiera Echevere, don Domingo Dacosta, y Pedro Crespo que era notario y fue la primera persona que junto a Antonio Regojo iniciaron todo. Festejamos los 25 años aunque don Antonio llevaba muchos años haciendo obras sociales, regalaba coches a la Cruz Roja, daba becas, ayudaba a personas de Fermoselle y Zamora y había fundado la residencia. Cuando salió la Ley de Fundaciones constituimos la asociación sujetándonos a las normas.

-¿Quien fue Antonio Regojo?

-Mi tío residía con sus siete hermanos en Fermoselle, en una familia que vivía de las viñas. Pero vino la filoxera se estropeó la propiedad y los tres hermanos Ángel, Antonio y José fueron a buscarse la vida a Lisboa. Primero vendían encajes y puntillas y luego montaron una fábrica de camisas que fue de las más importantes del momento. Empezaron los tres hermanos, y luego Antonio se separó para hacer camisería moderna. Después Ángel conoció a una gallega, mi madre, hizo la fábrica de camisas en Galicia. Se llevaban muy bien pero cada uno siguió su camino.

-¿De donde le viene la filantropía a su tío?

-Desde muy joven siempre tuvo mucha inquietud social, sobre todo pensando que su única hija. Conchita Regojo, iba a morir muy joven por la enfermedad que padecía. Su padre dedicó parte de la fortuna a la Fundación, la creó en Madrid y como yo vivía allí me pidió que continuase al frente tras su muerte, que se produjo en 2003. La ayuda total estos años ha sido de seis millones de euros, concedidos a 74 obras sociales (como Aldeas Infantiles o comedores) y más de 130 personas en ayudas al estudio.

-¿Qué clase de persona era Antonio Regojo?

-Era un hombre muy austero en todas las manifestaciones de su vida e hizo obras sociales. La primera importante que hizo fue la residencia Conchita Regojo, hace tres décadas. Se dio cuenta de que en Fermoselle quedaba gente mayor, los jóvenes se iban a vivir a otros lugares incluso al extranjero, como Argentina o Venezuela en aquel momento y dejaban a los mayores solos. Siempre tuvo la inquietud de hacer una residencia para su pueblo. Puso dos condiciones, que la residencia la dirigiese Cáritas para que tuviese una continuidad y que fuera atendida por religiosas. Durante muchos años estuvo sor Javiera de directora, ahora está más profesionalizada, aunque sigue habiendo algunas monjas.

-¿De donde sacan los ingresos?

-El capital social es un edificio entero en la calle Monte Esquinza 24, en una de las mejores zonas de Madrid, que eran viviendas y las hemos transformado, casi todas, en oficinas con el fin de sacarle más rendimiento en beneficio de las obras sociales que hacemos.

-¿Qué proyectos tienen para el futuro?

-Uno de ellos es hacer un museo en Fermoselle, porque es un pueblo muy bonito que merece la pena ser visitado. Tenemos una vivienda de dos alturas, donde vivieron mis abuelos, y la vamos a dedicar a un museo con cosas que tenemos, como trajes regionales, utensilios de labranza antiguos y otras que hay en el pueblo desperdigadas y que se pueden unificar en un museo importante en Fermoselle para que sea un aliciente más del turismo.