El escritor vasco Santiago Lorenzo fue ayer el encargado de inaugurar la XVIII edición de los Encuentros Literarios para alumnos de Bachillerato, que se organizan en la Biblioteca Pública del Estado. El autor de "Los asquerosos"

-¿Sigue sorprendido por el éxito de "Los asquerosos", su última novela?

-No me esperaba ni el éxito ni el fracaso. Nunca espero más que el que yo mismo me apruebe lo que vaya a enviar al editor.

-¿Es entonces usted su mayor censor?

-Y además soy un Torquemada horroroso, algo muy divertido si no quemas a nadie, solo papeles. No tengo ninguna intención de triunfar o fracasar, esto está fuera de toda apuesta. El fracaso sería entregar una cosa en la que tú no te crees y el éxito sería hacerlo con algo que sí te crees. Lo que pase luego lo empiezas a pensar al mes de haber salido la novela.

-¿Cómo ha podido gustar tanto una historia que describe de una manera tan mordaz al 99% de la sociedad?

-Estaba convencido de que una novela sin personaje -porque realmente solo hay uno y medio-, sin localizaciones, decorados, extras, presupuesto, aviones y coches estallando, terremotos o superhéroes, iba a gustar menos que las otras, así que, como para hacer apuestas. Sigo sin explicármelo.

-Y eso que ha pasado ya un tiempo.

-El otro día cumplió un año y no sé qué ha pasado, pero lo que sí que no ha pasado es que no se han invertido miles de euros en vallas, cuñas publicitarias o hemos provocado un escándalo acostándonos como alguien de Gran Hermano Vip.

-¿Eso pone las esperanzas en que todavía vende lo auténtico?

-No sé si esto es auténtico pero, al menos, lo es para mí. Y no hay nada más inauténtico que uno proclamándose como tal. Lo que sí me gusta es que sea una editorial pequeña (Blackie Books) la que haya dado sopas con honda a una de las grandes.

-¿Su forma de narrar puede atraer a un público joven?

-Está siendo muy encantador encontrarse a gente joven leyéndola. Mis editores son una generación anterior a la mía y siempre he creído que he nacido a destiempo. Pero si a mí me viene un viejo de 54 años cuando estoy en el instituto a contarme cosas, le mando a la mierda (risas).

-¿De dónde viene esa capacidad de inventarse palabras?

-Creo que tiene que ver con estar mucho tiempo solo. Empiezas por inventarte amiguitos imaginarios y acaban hablándote en idiomas espurios. Creo que es producto de eso y de que adoro el castellano, tenemos mucha suerte con este idioma. En materia profesional, el paso ulterior al amor es la falta de respeto hacia el oficio. Eso es una demostración de amor, al contrario que en las relaciones personales.

-Una de las palabras protagonistas del libro es "mochufa", ¿cómo la definiría?

-Es la horterada recalcitrante y molesta y el "nuevoriquismo". Sería algo así como el impostor psicológico.

-¿Le gustaría que la RAE admitiera alguna de sus palabras?

-Me daría absolutamente igual, aunque me gusta que ya haya visto en dos titulares de prensa la palabra "mochufa". Como soy un hombre que aspira a poco, con eso ya me doy con un canto en los dientes.

-El protagonista del libro, Manuel, vive recluido en un pueblo abandonado. Usted reside en una aldea de Segovia con pocos habitantes, ¿eso le inspiró para su personaje?

-Su historia tiene interés y la mía ninguno. La de Manuel tiene el interés suficiente para que uno de Portugalete haya escrito sobre él. A mí me gusta mucho vivir donde vivo, después de treinta años en el centro de Madrid. Cuando me encontré viviendo en mi aldea, el cambio fue tremendo. A mí me gusta los cambios y cuando me di cuenta, estaba metido en un gravísimo problema, que era que yo no tenía ni idea de cómo se vivía allí. Pero me gusta mucho encontrarme con adversidades que no solo no me hagan crecer, sino con las que incluso haga el ridículo. Ahí es donde vas aprendiendo cómo estar.

-¿Gente como usted es la solución para llenar la España vaciada?

-Puede que al final la España vacía se vaya a repoblar con gente que venga de cualquier otro medio, pero esas personas ya tenemos suficiente con arreglar nuestro vacío para arreglar el vacío de España. Al parecer, la gente que, como yo, seríamos una esperanza de algo y me hace llorar de la risa. Además, yo no tengo ni voy a tener hijos para repoblar, así que mal vamos.

-¿Ya tiene ideas para una nueva novela?

-Yo, como todo el mundo, estoy moviendo siempre la cabeza. En mi caso, ese movimiento gira en torno a inventar estupideces, mentiras y ficciones. Estoy en ello, lo cual no significa nada. Es más, lo suyo sería no volver a sacar una novela nunca porque si escribes una y va bien, de la siguiente, aunque sea "La montaña mágica", van a decir que es una mierda.