María Montejo es psicóloga de la Asociación Española Contra el Cáncer en Zamora y participará en la mesa redonda de la jornada sobre el cáncer de mama que se celebrará el 15 de octubre en el salón de actos del Campus Universitario Viriato. La jornada, enmarcada en los Foros de Salud de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, está patrocinada por el Ayuntamiento de Zamora, la Fundación Caja Rural, el Hospital Recoletas y la Asociación Española Contra el Cáncer.

-¿Qué va a tratar durante su intervención en la jornada sobre el cáncer de mama?

-Quiero normalizar todas las reacciones que hay sobre el proceso de un cáncer porque actualmente hay una corriente de que todo el mundo tiene que estar positivo y parece que no se puede tener un bajón. Parece que si se tiene una mala emoción, el pronóstico es peor o puede evolucionar mal y esto es totalmente falso. En la mesa redonda voy a hablar sobre las fases por las que pasa alguien que es diagnosticado de cáncer. Puede que en un momento determinado la persona pueda estar en "shock", se quede paralizada o tenga un momento de negación de la enfermedad. Una vez que empieza el proceso activo, que son la cirugía o los tratamientos, las personas van tomando conciencia y en función de los efectos secundarios de los tratamientos, el ánimo también va a ir variando.

-¿Qué supone el apoyo psicológico en la enfermedad del cáncer?

-Hay muchos hospitales que ya tienen integrado el apoyo psicológico y los equipos multidisciplinares es el ideal porque el paciente a veces tiene dudas de otras esferas de su vida personal que también se ven afectadas. Hay personas que nos preguntan cómo se lo cuentan a sus hijos. También les puede afectar al tema de la imagen corporal, a la autoestima o al ámbito laboral. Muchas veces nos llega gente que durante el proceso no ha tenido necesidad de apoyo psicológico, pero después aparecen los miedos de si la enfermedad vuelve a aparecer o por los efectos secundarios de los tratamientos.

-¿Es normal que haya cambios a nivel emocional en un paciente con cáncer?

-Pueden estar enfadados o encontrarse tristes porque la enfermedad es una pérdida de salud. Tienen que estar pendientes de un montón de cuestiones como revisiones, las consultas con los médicos, de si funciona el tratamiento y de cosas de las que antes no tenían que estar pendientes. En el caso del cáncer de mama es frecuente además que se caiga el pelo, se pierda el pelo de las cejas y hay una serie de cambios que también afectan.

-¿Cuáles son las mayores preocupaciones de las pacientes con cáncer de mama?

-Visito a las pacientes después de la cirugía y muchas veces es un alivio tener hecha ya la cirugía, pero en ese momento también tienen miedo a los tratamientos. Se preguntan qué vendrá después, cómo les sentará, si podrán hacer su vida o cuidar a los niños en el caso de que les haya. También se preocupan de cómo comunicárselo a la familia. Nos suelen pedir mucha información del tema de la comunicación. También les orientamos en la comunicación con sus médicos porque a veces no se atreven a preguntar y les aconsejamos que lleven una lista de preguntas. A veces tenemos que enseñarles técnicas de relajación o a poner límites porque durante toda su vida han tenido un rol de organización y de hacer muchas acciones y ahora tienen que delegar y cuidarse a sí mismas.

-¿Un diagnóstico de cáncer de mama supone muchos cambios en la vida de una persona?

-Sí, porque toca muchas esferas. Toca la esfera estética porque hay un cambio estético importante, hay un cambio a nivel familiar, un cambio laboral, con menos ingresos, lo que desajusta un poco también la parte de ocio y la economía. Además, afecta a tu parte personal porque a lo mejor antes la persona iba a muchas actividades de ocio y tiempo libre y luego reducen mucho su actividad porque no les apetece, no se encuentran bien o están cansadas, porque con los tratamientos el nivel de concentración puede disminuir o porque tienen miedo a salir, resfriarse y que le bajen las defensas. Los miedos siempre limitan un poco las acciones.

-Los enfermos de cáncer pueden recibir apoyo psicológico gratuito en la AECC, ¿en qué consiste ese servicio?

-Dentro de la asociación tenemos varios recursos, uno de ellos es el apoyo psicológico. Lo que hacemos es una atención psicológica individual y algunas veces hemos hecho también atención grupal. En este momento, lo que tenemos en cuanto a atención grupal es un taller de relajación de cuatro sesiones, que empezará el día 29 de octubre a las 17.00 horas.

-¿Qué es lo primero que se hace con el paciente cuando llega a la AECC?

-Hacemos una primera valoración de las necesidades que tiene y de lo que más le preocupa. En función de esa valoración o triaje, le derivamos al servicio que consideramos que la persona más necesita. Si necesita una atención psicológica, se van a tratar los temas que le preocupan. La demanda también puede ser una atención social. Por ejemplo, tenemos préstamo de pelucas y les enseñamos a ponerse los pañuelos. Puede ser también una necesidad de atención de fisioterapia. En muchas cirugías tienen que quitar la cadena ganglional y las pacientes necesitan un tratamiento. Contamos con un fisioterapeuta especializado en drenaje linfático para dar este servicio gratuito, siempre previo informe médico que diga que la persona es apta para ello. Contamos con otra serie de talleres que son específicos del cáncer de mama como el servicio de bienestar o marcha nórdica, que es una marcha con bastones que se hace de una determinada manera para que la persona pueda favorecer que la linfa fluya y eliminar el linfedema. Tenemos también rehabilitación acuática en la piscina con un fisioterapeuta. El día 6 de noviembre vamos a realizar un taller de maquillaje y cuidados estéticos para enseñar a las pacientes como se pinta la ceja y que se vean bien porque la imagen a algunas mujeres les supone un aspecto importante.

-El cáncer afecta también a la familia, ¿los familiares pueden recibir apoyo psicológico de la AECC?

-Sí, entendemos la enfermedad como algo del enfermo y de la familia porque es algo sistémico que no solamente va a afectar a la persona, sino también a la familia. Muchas veces tenemos también que cuidar al cuidador porque nos hemos encontrado casos en los que los cuidadores no delegan ni se organizan en los cuidados y puede haber lo que llamamos desgaste y que aparezca el síndrome del cuidador quemado o incluso que el cuidador claudique. Para evitar estas cosas, lo que hacemos es atender a los familiares, lo que a veces consiste en darles pequeñas pautas y orientaciones de como gestionar en casa.

-¿Qué recomendaría a una persona que se enfrenta a un cáncer de mama?

-Lo primero es que no se compare con otra persona que haya pasado el proceso porque aunque a todo llamamos cáncer de mama, cada enfermedad tiene su nombre y apellidos y cada persona va a tratarse con un tratamiento personalizado. Lo segundo es preguntar o apuntar todo aquello que no sepa o sobre lo que tenga dudas porque a lo mejor está muy preocupado por algo y su médico le puede ayudar de alguna forma. En tercer lugar, recomiendo que tenga una muy buena comunicación con su entorno. No se trata de hacerse el valiente ni de intentar hacerlo todo, porque la persona va a tener otro ritmo y tiene que aceptar que en esos momentos el ritmo lo van a marcar los efectos del tratamiento. Aconsejo que intente hacer la vida lo más normal posible teniendo en cuenta que va a tener días mejores y días peores. El hecho de que un día se encuentre mal no significa que no pueda estar bien después.