El "veroño" del que disfrutamos durante las últimas jornadas tiene sus días contados, ya que a partir del lunes se espera un cambio de panorama, incluso con la aparición de las ansiadas lluvias, pero todavía dejará temperaturas máximas muy elevadas, como los 31 grados que se esperan en la capital el próximo viernes, más propios de pleno verano que de la estación otoñal.

Es lo que dicen las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología, que anuncia directamente partir del próximo lunes el fin del veranillo de San Miguel, plasmado en el refranero con la rima "A partir del Pilar, el tiempo empieza a cambiar". Las temperaturas no es que pasen a ser invernales de repente, pero sí se situarán en valores más próximos al mes de octubre.

Y eso que las mañanas ya son frescas, aunque por la tarde los cielos soleados y ausentes de nubes hacen elevarse las máximas hasta cotas realmente agradables para esta época del año.

Pero más que las temperaturas lo que preocupa cada vez más es la falta de lluvia, sobre todo a partir de estos meses otoñales cuando en teoría tienen que empezar las borrascas a barrer la geografía provincial.

Septiembre fue, en ese sentido, desastroso. Las precipitaciones fueron irregulares en la región pero fue en el oeste y más específicamente en la provincia de Zamora donde se recogieron las cantidades más escasas. En el este y el sur de Castilla y León, sin embargo, fue un mes incluso húmedo.

Una muestra que destaca la Agencia Estatal de Meteorología: "La precipitación más baja corresponde al Observatorio de Zamora, con 4,8 litros por metro cuadrado y el valor más alto se ha registrado en Puerto El Pico (Ávila) con 104,6 litros por metro cuadrado". El año hidrológico se inicia, pues, con malos datos, aunque a partir del lunes podría cambiar el panorama, con la aparición de las lluvias. Habrá que ver si se trata de un episodio aislado o si, como parece, pueden tener algo más de continuidad.

De acuerdo a los datos del periodo 1981-2010 en el periodo de septiembre a noviembre se acumulan en Zamora cerca de 125 litros por metro cuadrado y a estas alturas deberíamos andar cerca de los 40, pero no llegamos ni a cinco.