El administrador diocesano de Zamora explicó la situación excepcional en la que se encuentra la diócesis zamorana e invitó al pueblo creyente a orar "para que pronto llegue a nuestra diócesis un buen padre y pastor" cuyo nombramiento carece de fecha. El sacerdote José Francisco Matías Sampedro efectuó ayer esta petición en san Ildefonso en la eucaristía de inicio de nuevo curso pastoral, coincidiendo con la festividad de san Atilano, patrón de la diócesis de Zamora actualmente con sede vacante.

En la celebración se evocó en varias ocasiones la ausencia del obispo Gregorio Martínez Sacristán, recientemente fallecido. El administrador le recordó como un hombre "firmemente entregado a nuestra tierra y a sus gentes" y pidió a los presentes para que el Señor "premie sus desvelos con la contemplación de su rostro y perdone misericordiosamente sus errores". Además, remarcó Matías Sampedro que "vivimos tiempos recios para la fe" y el presbítero sentenció que la iglesia zamorana debe responder a las diferentes situaciones en las que está inmersa con un "testimonio de amor, acogida y acompañamiento" a quienes necesitan apoyo.

En la homilía efectuó referencias constantes al objetivo pastoral del año, una propuesta metodológica para todo el Pueblo de Dios de Zamora que en este caso subraya la necesidad de estar al lado de los demás, de acompañarlos para buscar caminos nuevos y ser así "significativos en nuestro mundo y no residuales", como sal, luz y levadura que transforma el corazón y las estructuras de este mundo. Pidió a todos los agentes de pastoral que no cesaran de sembrar y cultivar y recordó a los sacerdotes que ser pastor implica "fatiga y entrega en un género de vida en más de un momento ingrato", pero que merece la pena el servicio generoso y entregado. Les invitó a "buscar la oveja perdida, curar lo herido y salvar lo perdido" puesto que esa es la tarea de los pastores que están al frente de las comunidades.

Por otra parte, urgió a no caer en el lamento de la desesperanza de los retos no conseguidos: "Remad mar adentro y echar las redes como Jesús le dijo a Pedro. Solo así acabaremos con una fe rutinaria".