Hace apenas dos meses finalizaba el proceso selectivo para el ingreso al cuerpo de Maestros. En aquel momento, 12.602 opositores competían por obtener unas de las 1.026 plazas distribuidas en siete especialidades. Como suele ocurrir, hay especialidades en las que la competencia es menor. Casi siempre la especialidad de Inglés es la que tiene menos competencia y la de Educación Infantil la que más, doblando e incluso triplicando a las otras. Después de superar esta carrera de obstáculos que es la oposición, estos nuevos profesores -algunos no tan nuevos, porque ya llevan años como interinos, saltando de un centro a otro-, ya están en los colegios comenzando el periodo de prácticas, antes de convertirse en funcionarios de carrera. ANPE da la enhorabuena a todos.

Para el curso que acabamos de comenzar ya se ha anunciado que se convocarán nuevas oposiciones, en este caso, siguiendo la alternancia establecida, para el cuerpo de Profesores de Secundaria y otros cuerpos. A ver si los avatares políticos no nos dan una sorpresa. Sería imperdonable que, por culpa de nuestra mediocre clase política, unos chicos y chicas que luchan y se esfuerzan por buscarse un hueco en el mundo de la educación viesen que se le esfuma una oportunidad, una vez más.

Los opositores se siguen enfrentando a un proceso selectivo complejo, en el que no solo vale tener muchos conocimientos. Ya hace tiempo que el sindicato de profesores ANPE viene pidiendo el cambio de este sistema de oposición, obsoleto y subjetivo. Y lo hemos pedido de forma clara, no valen parches o chapuzas. Es necesario un proceso selectivo más objetivo, con temarios publicados por el ministerio con contenidos y no solo con epígrafes y las pruebas deben ser más objetivas. Hace ya mucho tiempo que otras administraciones del Estado realizan pruebas selectivas tipo test, corregidas por medios informáticos, con resultados rápidos e inapelables, descargando de este modo de responsabilidad a los tribunales, que ya tienen una labor muy difícil y poco remunerada, no voluntaria y en periodo vacacional. No obstante, según la administración educativa, este sistema de acceso no se modificará en los próximos años, así como tampoco los temarios.

Desde ANPE seguimos insistiendo en que, si se modifican los temarios, debe hacerse a principio de curso y no esperar a que queden cuatro o cinco meses para las fechas de exámenes. Esto ya ha ocurrido y lo sufrió en sus propias carnes el que esto escribe. Pero, para que sirva de elemento tranquilizador para los opositores, en las reuniones mantenidas con el ministerio, a pregunta de ANPE a propósito de los temarios, se nos contestó que no se contemplaban cambios.

Por otro lado, algunos sindicatos defienden que las pruebas no sean eliminatorias. Ante esto, ANPE siempre se ha postulado en el sentido de que para pasar a la siguiente prueba hay que tener al menos un cinco, es decir, que se mantenga, como casi siempre ha ocurrido, el carácter eliminatorio. Y los resultados, tanto electorales -en las últimas elecciones sindicales ANPE ha pasado a ser el sindicato que más ha mejorado- como los de los procesos selectivos, nos han dado la razón: en los últimos procesos selectivos más del 73% de los aprobados eran interinos. Lo que tira por tierra la leyenda de que los interinos no van a la oposición en igualdad de condiciones con los otros opositores, porque tienen que dar clase en los centros en los que están destinados, viajar, desplazarse, atender a la familia, etc. Ya desde la oposición del 2018, ANPE luchó para que se aumentase al 40% el valor de la fase de concurso -méritos obtenidos por la experiencia, formación...- y se ha demostrado que la medida da resultados. Se redujo de forma paulatina la tasa de interinidad, que ya ha bajado a menos del 9%. Conviene recordar que veníamos de tasas de interinidad superiores al 20% en algunas especialidades.

No quiero dejar pasar la oportunidad para poner en consideración un tema nada baladí: el de las lenguas vernáculas en los procesos selectivos dentro del estado español.

Desde hace tiempo, desde la creación de las comunidades autónomas y la trasferencia de las competencias educativas, asistimos con estupor -y así nos lo hacen saber los opositores que pasan por las sedes de ANPE-, a la utilización de las lenguas comunitarias con un valor diferenciador y excluyente. Los castellano-hablantes ven reducidas sus oportunidades de acceso a la función pública, pues un catalán, un gallego, un valenciano, un vasco o un balear, pueden presentarse a la oposición en su comunidad y también en el resto de las comunidades. Porque, además, suele ocurrir que se celebran en periodos distintos al del resto de las comunidades sin lengua vernácula.

Hubo un periodo, a partir de la creación de las comunidades autónomas, en el que cualquier español podía presentarse en cualquier región, pues las pruebas se hacían en la lengua oficial de la nación, como debería seguir siendo. Después de que un opositor superaba el proceso selectivo la comunidad con lengua vernácula arbitraba medidas para que los nuevos funcionarios se pusieran al corriente en el dominio de la lengua comunitaria en un periodo de tiempo razonable.

Creo que no nos equivocamos al afirmar que solamente ANPE llevaba en su programa electoral la eliminación de las barreras idiomáticas en los procesos selectivos para el acceso a la función pública. Se trata, efectivamente, de una situación difícil de revertir, pero desde ANPE lo seguiremos pidiendo.

A lo mejor un día nos despertamos con la situación de que la educación ha dejado de ser competencia de las comunidades autónomas y pasa a depender del Estado. Visto lo visto, igual nos iba mejor. Soñar no cuesta nada.