"Era de lo buenos sacerdotes de la diócesis de Madrid, con una preparación esmerada y cuidadosa en todo lo que tenía que ver con la catequesis y también con la divulgación de las ciencias teológicas en ambientes seglares comprometidos con la Iglesia, entre los profesores también como profesor de religión. Fue un estrecho colaborador en todo lo que significaba renovar la catequesis de verdad en la diócesis de Madrid. Mi afecto personal para él y mi gratitud son muy grandes", indicó el arzobispo emérito de Madrid, Antonio María Rouco Varela quien subrayó que " esa riqueza que él trajo de Madrid sirvió también aquí para servir a la Iglesia y los zamoranos con entrega, con muy buena formación teológica y muy buena sensibilidad sobre todo para la transmisión de la fe",